ESPECTáCULOS
“Es bárbaro tocar en un festival en que no hay músicos en pose”
Fernando Kabusacki, Mono Fontana y Adrián Iaies son tres de las figuras que propone para esta noche el Festival Tribulaciones.
Por Roque Casciero
“¿Qué es ‘avant music’?”, pregunta con una sonrisa Fernando Kabusacki, una de las figuras que se presentará esta noche en La Trastienda, como parte del Festival Tribulaciones Avant Music 2002. Pero enseguida explica que ese rótulo, que no alcanza a comprender del todo, es el que preside en Japón las bateas donde están sus discos. “Los músicos que vamos a tocar en este festival usamos algunos sonidos y conceptos que no son muy usuales. No sé si somos los primeros en usarlos, pero lo cierto es que otra gente los incorpora más tarde. Después de todo, no se trata de ser el primero, sino de hacer algo novedoso. Aunque también es cierto que hay otras músicas llamadas de vanguardia que a mí no me gustan para nada”, afirma el guitarrista, discípulo de Robert Fripp. A su lado, el tecladista Juan Carlos “Mono” Fontana, conocido por sus trabajos con Luis Alberto Spinetta, asegura que no le presta atención a los rótulos, aunque está convencido de que su música y las de sus compañeros de festival se alejan de las más comunes, como rock, pop, blues o jazz: “Es como cuando vas a jugar a la pelota los domingos: no sos futbolista, pero igual jugás. Estoy en un festival de avant music, seré algo así... Más allá de las etiquetas, lo importante es lo que cada uno tenga para decir”.
Fontana presentará su nuevo proyecto, Flotilla, en el que lo acompañan Santiago Vásquez (percusión) y Fecu Escofet (electrónica). También Kabusacki tiene formación flamante para mostrar: los MPG’s (Motor Power Generation), conformados por Pablo Potenzoni (batería), Lautaro Guida (bajo) y Tomás Müller (guitarra). En el Festival Tribulaciones estarán, además, el pianista Adrián IaIaies junto al bandoneonista Pablo Mainetti (tangos, milongas y jazz), el grupo Open 24 (funk y soul a cargo de los hijos de Carlos Cutaia, tecladista de La Máquina de Hacer Pájaros) y Emisor (el atractivo proyecto electrónico de Leonardo Ramella).
–¿Existe alguna conexión entre los artistas que van a tocar en el festival?
Fernando Kabusacki: A algunos no los conozco, pero con otros tengo una conexión. Es porque trabajan desde un lugar muy genuino, muy honesto. Hacen lo que sienten. En general, los músicos que están en este festival son musicalmente honestos.
–¿Cómo es eso?
F. K.: Quiero decir que no están en una pose. No dicen: “soy rockero, entonces me visto y me comporto como tal”. No, son músicos que tocan la música que sienten. Por ahí es difícil decir qué es genuino, pero a mí me da la sensación de que muchas cosas que escucho y que veo no lo son.
Juan Carlos Fontana: Tribulaciones, con los festivales y los programas de radio y de televisión, reúne a un montón de gente que siempre tiene problemas para conseguir lugares para tocar, precisamente porque no hay un lugar para quienes no están dentro de las etiquetas. Lo que hacen Emisor y Adrián Iaies es totalmente distinto, pero a la vez tiene que ver, porque ambos están en la búsqueda de algo que, a un nivel, es lo mismo.
–El hecho de que no encuentren lugares para tocar o que les resulte más difícil difundir su música, ¿sólo tiene que ver con el aparato montado para vender ciertos productos o también con que la música que hacen ustedes exige una predisposición especial?
J. C. F.: Hace falta otra atención, no es lo mismo que ir a escuchar cumbia el fin de semana. No sé si es una cuestión de sensibilidad o de qué, pero no es lo mismo. De todos modos, respecto a los lugares, a veces aparecen alternativas que son más lindas que tocar en un boliche. Tocar en una galería de arte o en el Museo de Ciencias Naturales, como fue lo de Fuga Jurásica, está buenísimo. Eso no siempre pasa, pero no es excusa para dejar de hacer cosas. No me preocupa que no haya lugares porque no por eso voy a parar de componer o de tocar.
F. K.: El negocio, Bandana y todo eso, es parte del mundo del entretenimiento, no de la música como arte. Lo tomo más como si fuera –no sé– el deporte: no tengo mucha relación con los campeonatos de tenis.Antes pensaba en la incorporación de un músico como yo en ese mundo del show-business, pero ahora siento que es completamente ajeno a mí. Cuanto mucho, puedo lidiar con una parte de ese mundo, que es la de algunos músicos de rock que tienen que ver con el arte. De todos modos, no me gusta que me digan que todos los grupos del show-business están bien y que nosotros somos los raros, un gueto para pocos.
J. C. F.: Ninguno de los músicos que tocan en este festival tiene una postura elitista. Nadie se hace el bocho de que es un fenómeno.
–¿Sienten que se los ve como “bichos raros”?
J. C. F.: A mí me gusta que me vean así.
F. K.: Cuando toco para artistas de rock me siento muy limitado. En cambio, cuando presentamos estas formaciones tengo una libertad creativa tan grande... Es una gran felicidad poder hacer lo que sentimos, aunque nos llamen raros.