ESPECTáCULOS › “CHICAGO” INAUGURA EL FESTIVAL DE BERLIN, UNA CITA FUNDAMENTAL
Entre el cine y los bombazos de Bush Jr.
Hasta último momento, los organizadores pelean por teléfono con los agentes de las estrellas de Hollywood, que temen que la guerra los encuentre lejos de casa. Más allá del olor a pólvora, la Berlinale ofrecerá su acostumbrado festín, que reservó un lugar al cine argentino.
Por Luciano Monteagudo
“Todo es un circo, muchacho, un circo de tres pistas, el mundo entero... todo es un show”, canta sarcásticamente Billy Flynn, el inescrupuloso abogado que maneja como títeres a todos los personajes de Chicago, el legendario musical de John Kander, Fred Ebb y Bob Fosse, que en su versión para la pantalla grande inaugura esta noche la 53ª edición del Festival de Berlín. A su manera, esa frase parece resumir un poco el estado de las cosas en esta nueva Berlinale, teñida desde su mismo comienzo por los tambores de guerra que suenan desde Washington y, en el ámbito estrictamente local, shockeada por la crisis política que viene de sufrir el canciller de Alemania, Gerhard Schroeder, después de la humillante derrota de su Partido Socialdemócrata (SPD) en las elecciones regionales que se llevaron a cabo el domingo pasado.
De hecho, no sólo la intensa ola de frío, con más de diez grados bajo cero, puede hacer desistir a las estrellas de Hollywood de acercarse a la alfombra roja del festival. Aquí en Berlín ya se especula con la posibilidad de que los vuelos VIP desde la capital del cine estadounidense lleguen vacíos, por temor a que la invasión de los marines a Irak atrape a los famosos demasiado lejos de casa. Pero siguiendo con el espíritu de las canciones de Chicago, el director de la muestra, Dieter Kosslick, debe estar convenciendo por teléfono a los representantes de las estrellas de que en Berlín “el gin es frío, pero el piano está caliente” y que, como susurra la sinuosa bailarina Velma Kelly, arrastrando las cadencias de un blues, “no puedo hacerlo sola”.
Al fin y al cabo, a la manera de su predecesor, Moritz de Hadeln (que después de 22 años en el cargo fue destituido precisamente por prestar demasiada atención a Hollywood), Kosslick no parece haber podido prescindir de la poderosa presencia del cine estadounidense en la sección oficial, empezando por esta versión de Chicago protagonizada por Catherine Zeta-Jones, Renée Zellweger y Richard Gere, que se perfila como una de las favoritas para arrasar con las nominaciones a los premios Oscar de la Academia de Hollywood. Es que no sólo la guerra de Bush Jr. atraviesa la Berlinale, sino también, como todos los años, el razzle dazzle de la estatuilla dorada. Además de la apertura con Chicago, dirigida por el coreógrafo Rob Marshall, Berlín se aseguró la clausura con otra fuerte candidata a los Oscar, Pandillas de Nueva York, de Martin Scorsese, que se estrena hoy en Buenos Aires (ver página 21). Y ya en el marco de la competencia oficial, Hollywood tiene por lo menos cuatro títulos que utilizarán a Berlín como plataforma de lanzamiento para su estreno europeo, empezando por El ladrón de orquídeas, del director Spike Jonze y el guionista Charlie Kaufman, el mismo dúo que un par de temporadas atrás sorprendió con ¿Quieres ser John Malklovich?. Le siguen Confesiones de una mente peligrosa, opera prima como realizador de la estrella George Clooney, también con guión de Kaufman; Solaris, remake de la genial película de Andrei Tarkovski, perpetrada por Steven Soderbergh y protagonizada por Clooney; y La hora 25, la nueva película de Spike Lee, protagonizada por Edward Norton, que se perfila como la mejor del lote.
Por Gran Bretaña se supone que participa Las horas, de Stephen Billy Elliot Daldry, versión de la novela de Michael Cunningham inspirada en motivos de Virginia Woolf. Pero un solo repaso a su elenco, encabezado por Nicole Kidman, Meryl Streep, Julianne Moore y Ed Harris puede dar una idea de cuánto tuvo que ver Hollywood en el proyecto. Otro tanto sucede con The Life Of David Gale, del británico Alan Parker, con Kevin Spacey y Kate Winslet como pareja protagónica. Los colores de Francia van a estar representados en la competencia por Patrice Chéreau, que dos años atrásganó el León de Oro por Intimidad y que ahora presenta Son Frère; el veterano maestro Claude Chabrol, un asiduo visitante de Berlín, desde los tiempos en que Los primos (1959) se consagró en la capital alemana, trae La fleur du mal, con Nathalie Baye; y el guionista de André Téchiné y Olivier Assayas, Pascal Bonitzer (también legendario crítico de cine en la mejor época de Cahiers du Cinéma) estrena como director Petites Coupures, con Daniel Auteuil.
Por su parte, Oriente está representado en el concurso oficial por viejos amigos de Berlín: el japonés Yoji Yamada, maestro del melodrama familiar, se anima ahora con los cruces de espadas de El samurai del atardecer, mientras que el chino Zhang Yimou (revelado aquí en Berlín más de una década atrás con Sorgo rojo) trae su novedosa incursión en las artes marciales, Héroe, protagonizada por las tres estrellas más restallantes del cine asiático: Jet Li, Toy Leung y Maggie Cheung.
De los 22 films anotados en competencia, el jurado presidido por el cineasta canadiense Atom Egoyan e integrado, entre otros, por su colega estadounidense Kathryn Bigelow y por la actriz italiana Anna Galiena, deberá evaluar tres películas alemanas: Miedo, de Oskar Roehler; Luces distantes, de Hans-Christian Schmid; y Good bye, Lenin!, una sátira política de Wolfgang Becker. El cine local tendrá también una fuerte presencia en una sección informativa denominada “Perspectiva del cine alemán” y en las secciones paralelas “Panorama” y “Forum Internacional del Cine Joven”, donde siempre hay lugar para los descubrimientos.
La participación argentina se concentra en estas dos enormes secciones, casi festivales en sí mismos, por la cantidad y la diversidad de los títulos, géneros y formatos que abarcan. En “Panorama” estará Kamchatka abriéndose paso en el mercado europeo, después de un promisorio estreno en España, y en el “Forum” habrá una representación por lo menos excéntrica, integrada por el film de animación Mercano el marciano, de Juan Antín, y un programa de videos piqueteros, que dan cuenta de la convulsionada actualidad argentina. Como ya informó el sábado pasado Página/12, Argentina también participará de la competencia internacional de cortos, con En ausencia, de Lucía Cedrón, hija del recordado cineasta Jorge “el Tigre” Cedrón. Y en el “Berlinale Talent Campus”, una experiencia piloto que lanza este año el festival, concebida para ayudar a cineastas jóvenes, habrá seis argentinos: Daniel Rosenfeld, Vera Fogwill, Pablo Barbieri, María Hilda Meira y Sebastián y Nicolás Carreras.
Un punto siempre alto de la Berlinale son las retrospectivas y homenajes organizados por el Filmmuseum de la ciudad y la Deutsche Kinemathek. Este año no será una excepción: para celebrar el centenario del nacimiento de Yasujiro Ozu, un creador fundamental en la historia del cine, todas las secciones del festival albergarán sus principales películas, como una forma de ratificar la eterna vigencia de este maestro japonés. Paralelamente, la retrospectiva dedicada a Friedrich Wilhelm Murnau, el extraordinario director de Nosferatu y Tabú, ofrecerá copias recién restauradas de todos sus clásicos, que lo convirtieron en el director más moderno del cine mudo, tanto que a su par muchas películas de hoy en día parecen viejas.
En fin, a pesar de todo, a pesar de Bush Jr., de Schroeder y de los probables faltazos de Hollywood, el festival está dispuesto esta noche a entonar en el Berlinale Palast –una sala gigantesca, dedicada habitualmente al music hall y por lo tanto muy apta para una película made in Broadway– algunas de las líneas más recordadas de Chicago, esas que dicen “en caso de que te partas al medio y quieras comenzar todo de nuevo, aquí tienes all that jazz”.