ESPECTáCULOS › CLAUDIO MORGADO HABLA SOBRE “TELEVISIÓN REGISTRADA”, QUE REGRESA ESTA NOCHE
“Hacemos TV en un país surrealista”
El conductor de “TVR” plantea los desafíos del ciclo en su quinta temporada. Dice que, frente a la proliferación de programas que tienen una estructura similar, el de América marca la diferencia “con una línea editorial muy clara”.
Por Emanuel Respighi
Pese a la cantidad de intentos similares que conviven en la pantalla chica, pocos programas lograron desarrollar con la misma dignidad su mirada crítica y ácida sobre la TV local. “Televisión Registrada”, el ciclo conducido por Claudio Morgado y Fabián Gianola, se convirtió en los últimos años en un excelente y entretenido racconto de la vida mediática nacional. Esta mirada incluye una desprejuiciada visión de la realidad social y política argentina, a partir de su actitud de presentar los disímiles tratamientos que los medios realizan sobre un mismo suceso. Con la presión de levantar el rating medio de la pantalla de América, esta noche, a las 22, se estrena la 5º temporada de “TVR”, que este año continuará emitiéndose todos los lunes y jueves a las 22.
En sintonía con la carrera electoral que se viene, la única modificación que tendrá “TVR” en su nueva temporada será la inclusión del informe “Candidatos”, en el que se editarán declaraciones de los políticos que aspiran a ocupar algún cargo público. El primer informe estará dedicado a Carlos Menem, y abordará el hasta ahora frustrado embarazo de su mujer, Cecilia Bolocco. “Es que por las elecciones –explica Morgado en la entrevista con Página/12– la política se va a concentrar en los medios, aun cuando los políticos todavía no empezaron a desfilar por los programas. Pero ahora que los periodísticos regresan de las vacaciones, los políticos van a volver. No tengo dudas.” Más allá de este detalle, el ciclo no tendrá demasiadas novedades puntuales. “Lo que pasa es que la realidad nuestra no da para modificar mucho la estructura de ‘TVR’. Se produce tanto contenido, que el programa debe necesariamente tener un formato reconocido para que el televidente entienda lo que pasa en el país. Por eso seguiremos dividiendo el ciclo en segmentos”, dice Morgado.
–En los últimos años proliferaron ciclos cuya materia prima es la misma televisión. ¿Qué diferencia a “TVR” de los otros programas del género?
–La diferencia es que si bien “TVR” es un programa de humor, tiene una línea editorial muy clara. Porque uno puede tener el archivo y utilizarlo para hacer bloopers y darle una veta cómica. En cambio, “TVR” lo utiliza para reforzar y argumentar una idea. En ese sentido, creo que “TVR” ofrece un manejo distinto de material de archivo. No sólo es un programa humorístico. En alguna medida, al poner en los informes los contrapuntos de algunos dirigentes, el ciclo es también político.
–¿Qué criterio utilizan para combinar el humor y la mirada crítica?
–La línea editorial es muy marcada y define al programa. Hay momentos en que “TVR” es humorístico y otros en que deja de tener ese tono. Sobre todo con cuestiones que son imposibles de trabajar con el humor. Cuando fue el tema de la desnutrición, por ejemplo, la verdad es que lo que uno quiere es putear a la clase dirigente que no hace nada. Uno no se puede reír de eso, porque le genera bronca y tristeza. Con la tragedia del avión de Lapa tampoco se hizo un envío humorístico, sino que mostramos cómo se trabajó el tema periodísticamente. Pero así y todo hubo cosas que fueron cómicas por lo surrealistas, por lo que se dijo. Y porque, aunque cueste aceptarlo, este es un país surrealista. Aquí, hacer “TVR” es una tarea fácil.
–Hay momentos en que toman una posición “políticamente incorrecta”...
–Sí, claro. A veces nos vamos al carajo con el programa y dejamos de ser políticamente correctos. Son líneas de fuga. Y eso a mí me gusta, porque nos quita la responsabilidad de estar siempre cuidándonos. Muchas veces a partir de los chistes de Fabián y míos, pero la mayoría desde “Tino y Gargamuza”, que dicen cualquier cosa. Eso está bueno porque refresca el ciclo. Lo mismo que las canciones. Lo políticamente correcto es aburrido.
–La multa del COMFER por los dichos de Gerardo Romano cuando fue invitado, ¿les modificó la forma de presentar el programa?
–No, para nada. El programa se termina de grabar siempre una hora antes de la emisión. O sea que todo lo que había dicho Romano se podía habereditado. Pero como la pluralidad es una de las reglas de “TVR”, decidimos no tocar absolutamente nada. La opinión de los críticos no la tocamos. Nosotros sabíamos que las declaraciones iban a suscitar un lío infernal, no queríamos venderle al televidente del primer día gato por liebre. Creo que el público agradeció esa actitud. Preferimos morir en nuestra ley.
–¿Pero no cree que en algún momento del año pasado el programa entró a jugar en la pelea del 9 y de América, como representantes del canal?
–Las críticas del 9 nos metieron en un juego perverso, en un juego de embarrar la cancha que nunca fue el nuestro. No valía la pena. Pero era tan frontal la disputa que nos era muy difícil mirar las críticas desde una visión distante. La mala leche era demasiada frontal, con nombres y apellidos. Después nos acomodamos y dejamos de hacer justamente lo que criticamos desde nuestro espacio. Pero nunca desde el canal nos dijeron que hiciéramos algo con los dardos del 9. Nos encegueció el manejo de la prensa con el caso Grassi y el ensañamiento que tuvo Eduardo Feinmann conmigo por las declaraciones referidas a las drogas. Pero sirvió de experiencia y no vamos a repetir ese error.
–¿Qué piensa de los programas periodísticos que hay en TV?
–El problema es que en la actualidad no existe en la TV un programa periodístico real, que abra un espacio en el que se debata sobre los hechos en busca de la verdad. Salvo algunas excepciones en el cable, como el programa de Nelson Castro. Algunos ciclos son operaciones políticas o empresariales muy marcadas, como cuando un periodista comió en cámara una hamburguesa de una cadena internacional, que había elaborado comida en mal estado. Y otros periodísticos cometen el error de trabajar a partir de la posición que toma la opinión pública sobre determinados temas. Entonces, se aborda el problema de manera sesgada, para satisfacer a la gente y ganar rating. ¿Qué credibilidad puede tener un periodista cuya línea editorial cambia todas las semanas a la par de la opinión pública?
–¿Por qué surgieron tantos ciclos dedicados a hablar sobre la TV?
–Y... es simple: porque tratan de copiar a “Televisión registrada”. (risas.)