ESPECTáCULOS › MARIO PERGOLINI EXPLICA POR QUE ESTE AÑO “CAIGA QUIEN CAIGA” TENDRA TRES PERFILES DIFERENTES
“Es obvio que carecemos de olfato respecto del futuro”
“Somos una mosca grandota, verde y fea”, dice el conductor sobre su programa. Con el mismo equipo de 2002, "C.Q.C intentará, en sus palabras, “no caer en la telaraña de los políticos”.
Por Emanuel Respighi
Sentado cómodamente en su oficina, Mario Pergolini no deja de observar por televisión los bombardeos de Estados Unidos sobre Irak. “Es tremendo”, sólo atina a decir, con una seriedad inusual para el público cautivo que lo sigue en radio y televisión. Segundos más tarde, su tradicional ironía. “Es increíble. Siempre que volvemos a la televisión pasa algo. Parece que `CQC’ funciona como una especie de anticuerpo de la realidad”, dispara en la entrevista con Página/12. La reflexión tiene sus raíces: el 20 de diciembre de 2001, día en el que Canal 13 programó un especial de “Caiga quien caiga” en el Gran Rex, Fernando de la Rúa renunciaba a la presidencia de la Nación en medio del clamor popular y una feroz represión policial. Ahora, el regreso de los chicos malos de la TV nacional se enmarca dentro de un conflicto bélico de alcance internacional. “Pero nada nos va a detener. La mosca seguirá revoloteando. Somos una mosca grandota, verde y fea”, subraya el conductor del ciclo periodístico que esta noche, a las 23, comienza su segunda temporada en Canal 13.
La temporada 2003 de “Caiga Quien Caiga” no sufrirá modificaciones en su equipo periodístico: Pergolini, Juan Di Natale y Eduardo De la Puente seguirán secundados por Nacho Goano, Daniel Malnatti, Gonzalo Rodríguez, Clemente Cancela y Guillermo López. “No va a haber grandes cambios. Teníamos pensado volver a hacer viajes al exterior, pero el presupuesto no da. Además, en este país pasan muchos cosas para estar gastando plata por ahí. Es una jungla imprevisible”, sostiene el dueño de Cuatro Cabezas. Con nueva presentación y escenografía, “CQC” tendrá este año un formato más cercano al noticiero y contará con tres nuevos segmentos. “Habrá uno –señala el conductor– en el que haremos teleconferencias con personalidades nacionales e internacionales, de ayer y de hoy. Algo así como la charla desde el cielo que tuvimos con Perón en el Gran Rex. Después estará `Misterios y milagros argentinos’, en el que trataremos las increíbles cosas que suceden en este bendito país. Por ejemplo, cómo un presidente que perdió las elecciones llegó igualmente a ser presidente. Eso pasa solamente acá. Y habrá un `Caiga Quien Caiga histórico’, donde recurriremos a nuestro archivo para remarcar las contradicciones de los políticos.”
–¿Cómo se preparan para enfrentar el año electoral?
–Este año, “Caiga...” va a tener tres etapas bien definidas, cada una con un tono diferente. El primer escenario será el de las próximas semanas, en las que el programa apuntará sus cañones a las campañas de los candidatos, al ganador de las elecciones y al ballottage, si lo hay. Después haremos otro tipo de programa hasta el 25 de mayo, cuando Duhalde deje el sillón y se sienta un nuevo simpático ser humano. Y a partir de allí nos abocaremos a seguir los primeros pasos del nuevo gobierno. Será un año movidito.
–Claro que teorizar en un país poco predecible como la Argentina no tiene mucho sustento...
–Indudablemente. Sabemos que aquí todo puede pasar, para bien o para mal. Uno puede armar un programa creyendo que el país irá para un lado y después resulta que va hacia el lado opuesto. Nosotros somos un claro ejemplo de eso, ya que cuando asumió De la Rúa decidimos no hacer más “Caiga Quien Caiga” porque creíamos que todo iba a tomar un sendero más previsible, y finalmente fue un año en el que pasó de todo. Es obvio que carecemos de olfato respecto del futuro. Pero no queda otra que fijar cierta estructura para el programa.
–En el último tiempo los programas políticos flexibilizaron su seriedad. ¿Qué rol jugó “CQC” en esta nueva tendencia?
–Creo que “Caiga...” ayudó a descontracturar un poco a los programas políticos. Pero no creo que ese tipo de programas logre acercarse a la acidez de “CQC”. Porque nosotros creamos ese espacio, nuestra línea editorial es mostrar lo peor de la clase dirigente. Nosotros podemos darnos el lujo de que los políticos se enojen, e incluso hasta nosconviene. En cambio, el humor de Mariano Grondona con los políticos es complaciente porque necesita que esa gente vuelva a su programa. Está en los antípodas de nuestro programa.
–¿Cómo evitar que los políticos en campaña los utilicen para sus intereses?
–”CQC” no hace campañas en contra ni a favor de nadie. Sólo decimos y hacemos lo que pensamos respecto de la persona que entrevistamos. Para no caer en manos de los políticos, nos fijamos muy bien en la edición de las notas. Además, tenemos que estar muy atentos para darnos cuenta cuándo un cronista está demasiado eclipsado por un político, o cuando el político ya le tomó la mano. Estamos siempre al filo de caer en la telaraña de los políticos. Y las cucarachas van a seguir disparando para todos lados, este año con una autonomía mayor: no van a interferir, como antes, sino que van a tener su propio micro. Las cucarachas son nuestro alter ego. Dicen las cosas que nosotros no podemos decir, pero que a la vez pensamos.
–Usted siempre hizo de la provocación una forma de comunicación. El último año algunos de sus dardos fueron muy comentados. ¿Qué piensa hacer al respecto?
–Hay un público menor que entiende de qué se trata y otro masivo que cree que son peleas reales. Nosotros hace quince años que en la radio decimos las mismas cosas y nunca nos había pasado nada. El problema es que ahora hay muchos medios que levantan las boludeces que decimos y se arma una bola más grande, porque nuestros comentarios en televisión suenan más fuertes que en la radio. Parece que decimos barbaridades. La repercusión y las ganas de vender de algunos medios son lo que levanta polvareda. Realmente, nosotros no decimos las cosas pensando en que salgan en todos lados. También sé que puteamos a la gente que se lo merece. De esa parte me hago cargo. Pero yo me cago de risa, me divierto. Por eso en el primer programa vamos a hacer algunos comentarios sobre la tapa de El guardián, en la que se nos acusa de fiesteros empedernidos y demás boludeces. Igual me la enmarqué, porque me hace quedar como el macho latino. Algún día, voy a mostrarle eso a mis nietos para que vean la virilidad del abuelo. (Risas.)