EL MUNDO › CON TAMBORES Y SIRENAS
No a la invasión
Por Luis Bruschtein
A las 18, cuando estaba convocada, los partidos de izquierda y las agrupaciones piqueteras recién se estaban concentrando en Rivadavia, a lo largo de las Plazas del Congreso. Y los organismos de derechos humanos llegaban hasta Avenida de Mayo y Santiago del Estero. No daba la impresión de que sería una gran marcha. Pero toda la Avenida de Mayo entre las dos plazas estaba repleta de gente, la gran mayoría sin carteles ni pancartas, que deambulaba a la espera del comienzo de la marcha. Otros se agrupaban alrededor de carteles identificatorios y esperaban en las esquinas. Pocos minutos antes de las 19, las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, los organismos de derechos humanos y el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia comenzaron a avanzar lentamente con la gran bandera argentina que lleva las fotografías de los desaparecidos. Fue repentino, tras una larga espera. Un grupo de chicos empezó a hacer sonar sus tambores y se dieron los primeros pasos. En ese momento entró una ambulancia por Avenida de Mayo haciendo sonar la sirena. La marcha era en repudio al golpe del 24 de marzo de 1976, y también contra la invasión norteamericana a Irak. La mayoría de los que estaban allí habían escuchado en la televisión las sirenas de Bagdad cuando anunciaban los bombardeos. Así empezó la marcha, con redoble de tambores y sirenas.
Entre las 18 y las 19 cuando la marcha dio los primeros pasos, la columna se había multiplicado. Detrás de los organismos de derechos humanos y el Encuentro había crecido muchísimo la columna de las asambleas y detrás la del movimiento estudiantil, universitarios y secundarios, cuya presencia en los actos anteriores había sido bastante escasa. Mezclados, marchaban otras agrupaciones, como Attac, las feministas, el Frente de Murgueros, agrupaciones de teatro barrial y el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Y luego los gremios de la CTA y la Coordinadora de Barrios en Lucha de la FTV-CTA. Esa parte de la columna por sí sola llenó la Plaza, cuando aún faltaba por entrar el grueso de las agrupaciones piqueteras: Barrios de Pie, MTL, CCC, Teresa Vive, CUBA, Polo Obrero y Aníbal Verón; y los partidos de izquierda: PC, MST, PTS, MAS, PO, PCR y PS, que llevaban otro tanto o más. Cuando la plaza se llenó, el final de la columna todavía estaba en la 9 de Julio.
Los primeros pasos duraron unos pocos minutos porque no había nadie que cortara el tráfico en la 9 de Julio. Los motoqueros de Simeca, que esperaban allí, cortaron con sus motos y recibieron a la marcha haciendo tronar sus motores. Y luego, entre el aplauso de las personas que estaban sobre la avenida, realizaron un homenaje en la esquina donde el 20 de diciembre de 2001 mataron a Gustavo Bendetto, frente al HSBC.
En realidad, entre los organizadores había ideas encontradas respecto adela masividad de la convocatoria. Algunos pensaban que el clima electoral había pinchado los ánimos y se sorprendían por la gran cantidad de gente que marchaba dispersa. Otros ensayaban explicaciones. Por un lado señalaban que la invasión norteamericana a Irak había sensibilizado sobre todo a la juventud que constituía una parte importante de la marcha. Otros apuntaban que los organismos de derechos humanos tienen una capacidad de convocatoria para esta fecha que va mucho más allá de sus militantes y se proyecta sobre la sociedad en general. Otros resaltaban que a excepción de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo que dirige Hebe de Bonafini, más de cien agrupaciones, sindicatos y partidos de izquierda hicieron un esfuerzo no sectario para sumarse a la convocatoria.
Con la salvedad del Partido Obrero, de los que integran Izquierda Unida y del Partido Socialista, que marcharon con sus dirigentes y diputados, no había pancartas que identificaran a algunas de las otras fuerzas que se presentan en las elecciones presidenciales y que atraen a la mayoría delelectorado. El repudio al golpe del ‘76 y la lucha por la paz son banderas que incluyen a las izquierdas, pero no solamente a ellas, sino también a todas las fuerzas que se asumen como democráticas y populares. La ausencia de estas expresiones políticas no es un triunfo de la izquierda, como suponen los que piensan que “cuantos menos, mejor”, sino una expresión de la crisis del sistema de partidos en la Argentina.
Los reclamos se mezclaron. Las asambleas repartieron unas boletas para depositar en las urnas con las siglas QSVT (Que Se Vayan Todos) y el emblema de la cacerola; los trabajadores de Grisinópolis vendían paquetes de galletitas a un peso; una poetisa repartía sus “Intervenciones poéticas”. Y también estaban las referidas a la guerra. Algunos marcharon con banderas de Irak, los jóvenes de la agrupación “No pasarán” del PTS llevaban las caras pintadas y dos muñecos de papel maché: un águila herida y un tanque con la bandera de barras y estrellas y las “lesbianas en lucha” llevaban un cartel que decía “haga el amor, no la guerra”. Los Barrios en Lucha, de la CTA, anunciaron un festival contra la guerra en la Federación de Box para el viernes 4 de abril. A su vez las juventudes árabes, de la CCC y de la CTA convocaron junto con las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora a un festival por la paz para este viernes en el Obelisco desde las 19 hasta las 24 con la presencia de artistas y músicos populares. El Frente Murguero desfiló con mucho colorido y bailando al compás de sus tambores. Entre ellos, el Grupo de Teatro Catalinas Sur llevaba un cartel contra la guerra: “Por la alegría, contra la muerte”.