ESPECTáCULOS › UN DEBATE SOBRE LA COBERTURA MEDIATICA DE LA GUERRA CONTRA IRAK
“Ahora existen más fuentes de información”
Investigadores en Teoría de la Comunicación de la UBA discuten acerca de los modos en que los canales de TV, y particularmente la CNN, encaran la información del frente de combate. ¿Qué se expone y qué se oculta detrás de las crónicas que narran la guerra como si fuera un mundial de fútbol?
Por Julián Gorodischer
La guerra, como un mundial de fútbol, encuentra a la televisión encendida a toda hora “para ver cómo sigue”. En imágenes y palabras, llega una nueva jerga: “ataques quirúrgicos”, “daños colaterales”, “bombas inteligentes”, “objetivos de oportunidad”, como si el espectador supiera desde siempre esos eufemismos militares para nombrar la muerte. ¿Qué se oculta detrás de la cobertura desde el frente? Y en cambio: ¿qué significa lo que se pone en primer plano? Alicia Entel, Stella Martini, Lila Luchessi y Sergio Wolf (profesores e investigadores en Teoría de la Comunicación, UBA) y Amparo Rocha (semióloga, UBA) recorren en un diálogo abierto los ejes del debate que generó la guerra: de cómo la CNN perdió su monopolio y de qué modo se asentó el economicismo que tiñe las noticias, así sea para hablar cínicamente de una “reconstrucción” de Irak o para contabilizar y “tasar” el número de muertes.
–¿Dirían que estamos frente al final del monopolio informativo de la CNN?
Sergio Wolf: –La reacción de Irak de expulsar a la CNN obliga al resto del planeta a aceptar a las cadenas árabes. Yo pensé que el 11 de septiembre iba a tener otro efecto sobre la prensa norteamericana, que se produciría un cambio en los modos de informar sobre política exterior. Eso no pasó, y mi sensación es que CNN dejó de ser la cadena global de información, por lo menos respecto de su credibilidad.
Amparo Rocha: –Veo que las cadenas estadounidenses ponen en el mismo nivel a la noticia sobre bajas y a las noticias económicas. Es una guerra muy poco hipócrita: ya se está hablando del petróleo y de los contribuyentes en el mismo nivel en el que se da la noticia sobre muertos de manera aséptica. Yo detecto un fuerte sentimiento antinorteamericano, una crítica a la diferenciación de muertos de primera, de segunda, el monopolio del dolor.
–¿Qué no se dice o no se muestra en la cobertura local e internacional?
Stella Martini: –A mí me llama la atención que haya tan poca reflexión sobre el futuro, qué va a pasar después de la guerra. Todo está centrado en el acontecimiento puntual, actual, que se sigue en directo, y el comentario gira en torno de “eso” que se acaba de ver.
Alicia Entel: –Si ésta es una guerra por los recursos, eso no aparece remarcado en los medios, demasiado metidos en lo que acontece día a día. ¿Cuánto falta para que se termine el petróleo en el planeta? ¿Por qué no se piensa en las Cruzadas como el precedente de esta guerra?
Lila Luchessi: –Aparece de manera burda un procedimiento que se relaciona con lógicas productivas de los medios: falta contexto. Este acontecimiento es excepcional, global, y su espectacularidad es más fuerte, pero los procedimientos periodísticos de simplificación se mantienen aquí o en el caso de una señora asesinada en la bañera.
S.W.: –Al tercer día de ver el puentecito iluminado de la CNN, todos los canales empezaron a buscar otras fuentes de información. Y a diferencia de Afganistán, las cadenas árabes toman conciencia de su rol como fuente predominante, y juegan con las cartas de los norteamericanos.
–Estar a la distancia, ¿enriquece la perspectiva informativa?
S.W.: –Lo que no hay, en lo local, es cobertura. El 11 de septiembre evidenció la falta completa de información y marcó la ausencia del periodismo especializado en internacionales en la tevé. Yo pensé que los canales se decidirían a hacer algo, pero no pasó. Cuando se hace una crónica desde el lugar es básicamente impresionista, y no hay nadie hablando de derecho internacional.
S.M.: –Como la Argentina no apoyó la guerra, hay un permiso de los medios locales a hablar en los términos en que estaría hablando la sociedad. Pero igualmente se sigue pensando en “los aliados”, como en la Segunda Guerra, y yo no sé si ese concepto es una orden impuesta por los editores o se les desliza a los mismos periodistas.
A.E.: –Yo creo que hay cierto permiso de los medios a tener una actitud más nacionalista, acorde con la necesidad de apartarse de la década menemista, y hay una tendencia a volver a pensar la Nación. Pero no hay debates: después de esta guerra van por más, y qué quiere decir ir por más: ¿atacar otros países? ¿Cómo son los nuevos escenarios planetarios?
S.M.: –Y en vez de preguntárselo, la información local gira en torno de si (Roberto) Lavagna va a tomar o no medidas para que no se traslade el conflicto al aumento de los combustibles. Hace rato que se habla de una “noticia transnacional”, pero el tema es que las fronteras están cada vez más cerradas.
–¿Cómo reformulan esta guerra los estudios de la comunicación? ¿Cómo cambia Internet después del bloqueo a Al Jazeera?
A.E.: –Nos retrotrae a cosas que se dijeron muy al principio de la cuestión comunicacional, cuando Armand Mattelart vinculaba la información a las estrategias de guerra. Los escenarios no son los mismos que en los ‘70, pero conceptos como “control” y “dependencia” adquieren una vigencia muy fuerte.
S.W.: –Lo que cayó es cierto sentido común: la idea de que la prensa estadounidense es libre, la “libertad de expresión”, ese mito sobre el paradigma libertario de los Estados Unidos.
A.R.: –Muy poca gente suscribió a Internet como libre acceso a la información. En la Argentina nadie creyó en eso, y mucho menos con la tevé. Al estar en una posición tan marginal, nunca nos creímos esa libertad de acceso.
L.L.: –Sólo una mirada de un país central podría pensar en el acceso irrestricto, cuando la mitad del país no tiene teléfono. En ese contexto, Internet no podría ser un elemento democratizador.
–¿Y qué estrategias de resistencia observan en el ciudadano para acceder a una mejor información?
S.W.: –Una de las cosas más extraordinarias que yo vi fue en la cancha, en un partido entre Colón y Unión. La hinchada de Colón colgó una bandera que decía: “Bush, en la cancha de Unión hay petróleo”. Era la popular de la hinchada de Colón, no era el Teatro Colón, y había una conciencia absoluta de la esencia de esta guerra.