ESPECTáCULOS › MAÑANA TERMINARA EL REALITY SHOW “SUPERM 20-03”

Cinco chicas “con actitud”

Las finalistas cuentan sus sensaciones, a pocas horas del resultado final del concurso producido por Cuatro Cabezas para el 13

 Por Emanuel Respighi

“Lookeo”; “súper”; “back”; “personalidad”; “book”; “actitud”. Las palabras son pronunciadas una y otra vez, por las cinco finalistas de “SuperM 20-03”. El léxico tiene cierta lógica: durante los tres meses de encierro aprendieron que para pertenecer al glamoroso mundo del modelaje con la belleza no alcanza. Es necesario también aparentar ser como las consagradas y poseer una personalidad definida, cultivar un propio look, tener siempre una sonrisa súper y, por sobre todas las cosas, enfrentar cada etapa de aprendizaje con actitud. Los requisitos que impone el manual itelevisivo de la modelo siglo XXI ya están interiorizados. “Gane quien gane, todas nos sentimos ganadoras por haber llegado hasta esta etapa”, dice Jacqueline y el resto asiente.
La elegida se conocerá mañana, cuando a las 23 Canal 13 transmita el último programa de la segunda edición de “SuperM”, el casting producido por Cuatro Cabezas. Un desfile en el Palacio San Miguel marcará el fin del proceso de producción televisada de una modelo, que este año contó con varias chicas provenientes del otro lado de la Cordillera (en Chile el ciclo se emite por el Canal Megavisión). A tono con la cuota de suspenso de los realities, el jurado –compuesto por el representante Ricardo Piñeiro, la editora de la revista Elle, Ana Torrejón, y Pupi Caramelo– dará a conocer a la consagrada. La gran candidata a convertirse en la SuperM parece ser Paula, una morocha que terminó el secundario en Lobos y se mudó a Olivos con el sueño de ser modelo. Con 1,79 m de altura, la chica de 18 años fue elogiada por el jurado durante todo el ciclo. Pero ella prefiere no ilusionarse y mantener los pies sobre la tierra. “De estar todo el día tirada en mi casa, tomando mate con mis amigas, a pasar a estar en un TV, es algo muy fuerte”, admite Paula.
El de Laura es un caso atípico en el mundo que la rodea. Estudiante de Profesorado de Educación Física y jugadora de vóley, se inscribió buscando un mejor futuro económico. “Yo no fui –cuenta la más alta– la nena que le robaba los zapatos a mamá y jugaba a ser modelo. Yo quería ser deportista. Pero ahora se me dio esta posibilidad y no pienso desaprovecharla. Me gusta, y puedo tener una tranquilidad que en otro laburo, a mi edad, seria imposible.”
De las finalistas, Carolina es la que más sufrió. Fue la única de las ocho chilenas seleccionadas que llegó hasta esta instancia. “Al principio hubo inconvenientes con algunas chicas que odiaban a los chilenos. A medida que nos fuimos conociendo y aceptando, todo mejoró”, narra. “En mi país hay muchos prejuicios respecto de las modelos porque es una sociedad muy conservador”. En ese sentido, Cecilia defiende el oficio. “Nohay que tener prejuicios. Hay que conocer a las personas y no generalizar. No todas las modelos somos idiotas ni vivimos en una burbuja. Vivimos en el mismo mundo que el resto de la gente: en el que hay guerra, miseria, injusticia... De la misma manera que algunos se dedican a ser abogados, decidí ser modelo. ¿Por qué tantos problemas con las modelos, entonces?.”

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En esta edición hay una finalista de Chile. El programa se da allí.
 
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