ESPECTáCULOS
“Es casi heroico haber llegado a este encuentro con 35 elencos”
José María Paolantonio, director del INT, destaca la importancia de la Fiesta Nacional del Teatro, que se está desarrollando en Mendoza con gran respuesta del público.
Por Cecilia Hopkins
Ni el frío ni una lluvia sorprendentemente tenaz para la ciudad de Mendoza acobarda en estos días al público que colma la capacidad de las once salas en las que se desarrolla la 18ª edición de la Fiesta Nacional del Teatro. Desde el miércoles pasado también se encuentran funcionando a pleno los diversos talleres de formación en los rubros dirección, actuación y montaje, así como también se llevan a cabo las conferencias, mesas redondas, debates y demás actividades paralelas. José María Paolantonio, director del Instituto Nacional del Teatro (INT), ente organizador del encuentro nacional desde 1997, señaló en el acto de apertura que “el teatro es una valiosa herramienta cultural y, en un país que ha sobrevivido lo que nosotros tuvimos que vivir, es casi heroico haber podido llegar a esta fiesta con 35 elencos de todo el país y con casi 400 personas, entre actores, autores, directores, críticos y periodistas, vibrando frente al escenario”.
Por su parte, Rubén Stella, secretario de Cultura de la Nación, anunció la inminente autarquía del INT, “un gran beneficio para el teatro de todo el país”, según definió. “Me hubiera gustado venir con el decreto ya firmado”, confesó el funcionario y actor. “No lo he conseguido sólo por una cuestión de días –por asuntos de burocracia–, pero la decisión ya está tomada. Hasta me atrevería a decir que, en horas, el Instituto tendrá la autarquía”, concluyó. Antes de los discursos oficiales, el grupo mendocino Proyecto Aéreo había realizado una breve performance inspirada en las fiestas de la vendimia local y más tarde fue el turno del grupo Viejos... los Trapos, elenco de la tercera edad que dirige Darío Anis. El acto de iniciación de la Fiesta cerró con la esperada intervención de la murga mendocina La Buena Moza, que dirige Quique Oesch.
Las Sillas, un grupo representante de la provincia anfitriona, abrió la programación del encuentro con la puesta de Rápido nocturno, aire de foxtrot, de Mauricio Kartun, también con la dirección de Anis, y actuación de Pinty Saba, Jorge Fornés y Alberto Piantino, reconocidos actores locales. Siguió la provincia de Corrientes con Un mundo raro, de Thierry Calderón, una obra “planteada desde el perfil de la idiosincrasia regional”, como define el autor a este monólogo que reunió en registro poético y costumbrista tres narraciones protagonizadas por mujeres, a cargo de Karen de Micheli.
Excelente recepción tuvo, por su parte, Perras, la primera obra representante de Capital, con dirección de Enrique Federman y actuación de Claudio Martínez Bel y Néstor Caniglia. La puesta del neuquino Fernando Aragón de La noche devora a sus hijos, de Daniel Veronese, se destacó por sus valores plásticos. El director conjugó actuación, música y proyecciones fijas y aprovechó al máximo un espacio no del todo apropiado. Maite Aranzábal, única intérprete del espectáculo, mantuvo una sensible relación con las imágenes que en escena la ayudaron a recrear los truculentos y excesivos recuerdos de su personaje.
El director Walter Neira, uno de los referentes del teatro mendocino, presentó una extrovertida versión de La edad de la ciruela, texto de Arístides Vargas, mendocino que se exilió en Ecuador hace décadas. A partir de la lectura de las cartas que una hermana envía a otra, se instala en escena un curioso enjambre de mujeres de diversas edades que los excelentes Rubén González Mayo y Guillermo Troncoso asumen con violento trazo. Se trata de una legión de hermanas, tías y sobrinas que van unidas o enfrentadas por dolorosos –y a la vez cómicos– recuerdos y antiguos celos, corroídas por el paso del tiempo que, finalmente, como en una novela del realismo mágico, logran detener.