ESPECTáCULOS › EL LUNES EMPIEZA “CIENTIFICOS, INDUSTRIA ARGENTINA”
El laboratorio del Dr. Paenza
El periodista y doctor en Matemáticas cuenta cómo demostrará, en el programa nocturno que conducirá por el 7, que “la ciencia no muerde”.
Por Emanuel Respighi
El próximo lunes se producirá un hecho poco común en la televisión nacional: Canal 7 estrenará un programa dedicado exclusivamente a la ciencia, la educación y la investigación. “Científicos, Industria Argentina” será el nombre del ciclo que todos los lunes, a las 23, les brindará a los científicos argentinos que todavía no emigraron al exterior un espacio semanal para difundir sus descubrimientos e investigaciones. “Se verá la actividad de los científicos, que son en definitiva los que hacen ciencia. Hay muchos que se quedaron en el país y que en condiciones deplorables producen ciencia de muy alta calidad, pero que todo el mundo desconoce por falta de difusión y apoyo político. Queremos demostrar que la ciencia no muerde, que está más cerca de lo que uno cree”, señala a Página/12 el periodista Adrián Paenza, que lo conducirá, en su retorno a la pantalla.
La incursión de Paenza en este rubro no es casualidad. Tampoco se trata de puro rigor profesional. Más bien se trata de una pasión por las ciencias que Paenza cultiva desde pequeño y desarrolló de grande: además de periodista, Paenza es doctor en Matemáticas. “Todo lo que tenga que ver con lo científico me apasiona”, admite quien actualmente vive entre Chicago y Buenos Aires. El programa, que se apoyará en una entrevista a una personalidad científica, estará dividido en segmentos temáticos variados, al alcance de todos. “No va a ser –cuenta Paenza– un programa hecho por científicos para científicos. La idea es bajar los conocimientos científicos al llano, para que se entiendan. La actividad científica es muy frustrante: hay personas que trabajan toda su vida en busca de probar algo y se mueren sin haberlo realizado. Vamos a desmitificar la idea de que los científicos son genios inentendibles que viven más allá de la realidad: se rompen el culo todo el día. Mostraremos que los científicos son personas de carne y hueso.”
–¿Cómo se hace un programa de ciencia riguroso y a la vez entretenido?
–El formato del programa será flexible, según el tiempo que necesite cada tema. Vamos a aprender a hacerlo, porque no sabemos hacerlo ni tenemos un antecedente. El ciclo tendrá un lenguaje simple y tocará temas actuales para que el público se enganche. No vamos a hacer un programa de ciencia como si estuviéramos en Suecia o Noruega: vamos a plantear posibles soluciones a problemas argentinos concretos. En el primer envío, por ejemplo, mostramos cómo la desnutrición infantil se puede medir en función del desarrollo de la glándula timo, que produce hormonas que a su vez generan linfocitos, los cuales producen anticuerpos para combatir enfermedades. Mostramos cómo se resuelve el hambre en el país con una copa de leche por día, que atiende el 80 por ciento de las necesidades y cuesta sólo sesenta centavos. No hay derecho de que haya hambre en la Argentina.
–Es decir que además de difundir la actividad se va a crear conciencia.
–Exacto. Pero “Científicos...” no será un ciclo de denuncia como si fuera el “Día D” de la ciencia y la investigación. También vamos a mostrar qué se investiga, cómo y para qué. Vamos a cubrir el bache histórico que los comunicadores dejamos respecto de la ciencia. Si los políticos se hacen los distraídos y la gente desconoce la importancia de la actividad científica, es normal que la sociedad no demande mayor presupuesto en ciencia e investigación. Uno no se entera de lo que pasa. Es lamentable, pero ni la ciencia ni los intelectuales tienen lugar en la TV.
–¿Por qué cree que ocurre eso?
–No es que la televisión niegue a la ciencia. Ni siquiera la advierte. La ciencia, para la televisión, no existe. Pero en algún momento los canales privados van a terminar con al menos un programa de ciencia en su grilla. Los programadores se van a dar cuenta de que la ciencia no es algo abstracto, sino que sus descubrimientos tienen aplicaciones en la realidad cotidiana.
–¿Le llamó la atención que los candidatos presidenciales no debatieran políticas científicas?
–Los candidatos no hablaron de nada. El problema es que a ellos no les da rédito invertir en investigación. Si supieran que si invierten dinero hoy, mañana inaugurarán una escuela con fotógrafos y camarógrafos, probablemente se interesarían. Una enfermedad tan silenciosa como el analfabetismo es casi imperceptible en el corto plazo. Cuando se nota es demasiado tarde. No es que no se puede resolver, pero se necesita poner en práctica una política a diez años y las elecciones son cada cuatro años. Además, los chicos que pasaron de analfabetos a alfabetos no votan.