EL PAíS
Menem ofreció puestos y proyectos, pero se fue con las manos vacías
Menem dijo que estaba de acuerdo con forestar y con el tren bala y ofreció un puesto en el gabinete. Pero Rodríguez Saá dejaría en libertad de acción a sus electores para el ballottage.
Por Martín Piqué
Los roles parecían invertidos. El miércoles al mediodía, Carlos Menem llegó a San Luis con la urgencia y la necesidad del que va perdiendo. En cambio, Adolfo Rodríguez Saá lo recibió con la suficiencia de un ganador, cuando en realidad había salido quinto y quedado fuera del ballottage que daba por descontado. La escena era imposible hace menos de una semana, pero ayer fue natural y sirvió como metáfora del escenario político posterior al 27 de abril. “Tengo que esperar al sábado (por mañana), que es el plenario del Movimiento Nacional y Popular (MNyP), y ahí van a resolver el apoyo a Menem”, dijo luego de la reunión el riojano, que se mostró confiado y habló de sí mismo en tercera persona. La confianza pareció impostada, porque Menem se fue de San Luis sin ninguna promesa explícita, mientras que Rodríguez Saá se limitó a decir que su invitado “deberá esperar hasta el sábado para conocer qué decide el plenario”.
La reunión dejó saldos diferentes para los dos ex presidentes. Ambos habían quedado golpeados por la elección del 27 de abril –Rodríguez Saá por no entrar en la segunda vuelta, Menem por no obtener la diferencia que tanto anunció–, y por eso quisieron recuperar la iniciativa con un encuentro mutuo, cara a cara. El riojano se jugaba más porque necesitaba ampliar sus alianzas con vistas al ballottage. Se fue sin demasiados resultados, aunque logró la foto que quería. El puntano, a su vez, quería cambiar su imagen de derrotado, y nada mejor que hacerse rogar como la chica más linda de la fiesta. La estrategia tenía su costo, como aparecer ligado a un ex rival con un programa supuestamente en las antípodas. “El Adolfo” corrió el riesgo, pero su decisión cayó mal entre varios dirigentes del MNyP. “Fue una tontería”, evaluó ayer uno de los miembros del comando superior en diálogo con Página/12.
El viaje de Menem a San Luis sorprendió a los adolfistas por la velocidad con que fue decidido: apenas dos días después de los comicios. En la tardecita del martes, el salteño Juan Carlos Romero le avisó por teléfono a Luis Luco, secretario privado de Rodríguez Saá. “A Menem le gustaría juntarse con el Adolfo para conversar”, avisó el acompañante del riojano en su fórmula. Lo mismo hizo el gobernador de La Rioja, Angel Maza, quien le informó a Luis Lusquiños, alter ego del puntano. En ese momento, Maza se encontraba en La Rioja, de donde mandó un mail para avisar a qué hora llegaría el avión privado de Menem. El miércoles a las 10.40, uno de los aeroplanos del riojano aterrizó en San Luis. El candidato viajaba con Carlos Melconian, su último economista de cabecera. En la capital puntana lo esperaba Maza, que el martes había asumido la tarea de sumar gobernadores a la red de apoyos de Menem. Antes de recibir a su jefe, el reelecto gobernador de La Rioja se había reunido con su par Alicia Lemme en la gobernación. En ese encuentro, el menemismo había ensayado su primer acercamiento. Maza y su vice, Luis Beder Herrera, le hablaron a Lemme de la regionalización del país, una idea que Menem agitó durante toda la campaña electoral. La oferta consistía en consolidar la influencia del Adolfo sobre la región de Cuyo con el proyecto de unificar los poderes ejecutivo y legislativo de las provincias en cuestión. Pero la negociación más importante se produjo después de las 11, cuando Menem llegó a La Madriguera, la casa de campo de Rodríguez Saá, ubicada en el paraje Las Chacras, a unos doce kilómetros de la ciudad de San Luis.
Menem llegó con una pequeña comitiva –Melconian, Maza y Beder Herrera– en la que no estaba Alberto Kohan, un viejo conocido de la época en que el puntano padeció su renombrado secuestro. “El Adolfo” lo recibió con su hermano Alberto, quien estuvo muy enfrentado con Menem en los días previos a la reforma constitucional, la gobernadora Lemme y sus secretarios Luco y Lusquiños. Si Menem esperaba tener un “mano a mano” a solas, para hacer alguna oferta irresistible, el puntano prefirió evitarlo y se mantuvo todo el tiempo acompañado. La conversación tuvo varios testigos y se desarrolló en el living de La Madriguera. Menem se lanzó directamente, sin vueltas:
–Vos tenés un lugar en el gabinete, el que vos quieras –ofertó. Rodríguez Saá escuchó con atención, aunque enseguida contestó con su latiguillo del “programa y las ideas”. También dijo que cualquier decisión debía esperar a que se realice el plenario nacional del MNyP, que está previsto para mañana. Menem intentó seducir con una mención a una nueva ley de industrialización para fortalecer a las provincias. “Soy un hombre del interior”, repitió varias veces para conmover a su anfitrión. La única nota discordante del encuentro –al que Menem definió como “ameno y dulce”– se produjo cuando Melconian quiso opinar sobre la revisión de la deuda externa, un tema esencial para el adolfismo. El economista recibió una reprimenda del riojano, que le ordenó callarse.
Menem se fue una hora y media después de entrar a La Madriguera. Y cuando regresaba al aeropuerto se encontró con los periodistas. “Con Adolfo estamos coincidiendo en sus 125 puntos. Por ejemplo, la plantación de árboles hay que hacerla, forestar y reforestar. Lo del tren a rápida velocidad ya lo había dicho antes. Así que en eso no hay problemas”, dijo. También admitió que le había ofrecido a su anfitrión “el puesto que quiera en el gabinete”. En tanto, “el Adolfo” se movió con bastante distancia. “Los candidatos que pretenden nuestro apoyo deben pronunciarse sobre el programa de gobierno, que es lo importante, y no sobre el ofrecimiento de candidaturas”, aseguró. Luego agregó una frase que resumió su objetivo de ponerse en el centro y hacerse valer para la búsqueda de acuerdos. “Si Néstor Kirchner me pide una reunión, también lo recibiré”, desafió.
El día después encontró a los dos ex rivales con distintos problemas. Ayer, mientras Menem anunciaba su gabinete de “caras nuevas”, Rodríguez Saá monitoreaba el plenario del MNyP que se hará mañana en San Luis, en el hotel Cruz de Piedra, cuyo propietario es su hermano Alberto. El panorama se presenta complicado para el Adolfo, porque es muy probable que sus aliados Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios decidan pegar el faltazo. Los dos gremialistas no vieron con buenos ojos el encuentro con Menem y proponen un acercamiento a Kirchner. Pero según sus propios aliados, el puntano optaría por la libertad de acción.