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La TV desata en tiempo real su propia guerra contra el terror
“24”, la nueva serie de Fox, propone una realización original, que le da una vuelta de tuerca al clásico formato de suspenso.
Por Emanuel Respighi
En la nueva serie que Fox preestrenará esta noche para toda Latinoamérica (desde las 21) habrá espías, conspiraciones políticas, terroristas y un héroe que deberá luchar en la más absoluta soledad para salvar la estabilidad democrática de Estados Unidos. Hasta aquí nada diferente a las decenas de series de suspenso que desde los ‘90 invadieron las señales extranjeras de la TV por cable. Sin embargo, y a pesar de que estos cuatro elementos forman el rompecabezas central de “24”, el programa de la cadena estadounidense se destaca por la originalidad de su realización: la componen 24 episodios de una hora cada uno, que se desarrollan en tiempo real y que completarán las 24 horas que dura la totalidad de la temporada del ciclo. Este recurso convierte a “24” en la primera serie semanal realizada en tiempo real, y le otorga al programa cierta narración cinematográfica, que se vale del suspenso para atraer a los televidentes.
“24”, que en realidad arrancará oficialmente su temporada a partir del próximo 4 de marzo (todos los lunes a las 21), es uno de los proyectos más ambiciosos de Fox para el 2002 en lo que refiere a estrenos de suspenso (junto a “Max Bickford”, protagonizada por Richard Dreyfuss). Creada y escrita por Joel Surnow (Wiseguy) y Robert Cochran (La Femme Nikita), “24” fue estrenada en Estados Unidos poco tiempo después de los atentados a las Torres Gemelas, lo que obligó a los productores a modificar la crudeza de algunas imágenes ante el estado de hipersensibilidad de la población estadounidense (tal el caso del atentado de un avión en el primer capítulo, cuya explosión original fue atenuada).
Protagonizada por Kiefer Sutherland (Quédate conmigo, Cuestión de honor, Línea mortal), “24” se mete en la vida de Jack Bauer, un agente que encabeza la Unidad Gubernamental contra el Terrorismo de Los Angeles. Es que el protagonista de “24” tendrá que lidiar en el mismo día con dos conflictos a la vez, que por más alejados que parezcan se entrecruzan irremediablemente en la historia: por un lado, Jack tratará de salvar a su cada vez más resquebrajada familia, compuesta por una esposa histérica y una hija adolescente; y por otro, la tarea de proteger la vida de David Palmer, el precandidato presidencial de origen afroamericano.
El capítulo que abre la serie, que recorrerá las 24 horas precedentes a las Elecciones Primarias para la Presidencia en el Estado de California, comienza a la medianoche del día de votación. En el mismo momento que Bauer y su esposa descubren que su hija de quince años ha escapado de su casa sin autorización, Jack recibe una llamada de la CIA: debe presentarse de manera urgente, ya que se estaría gestando un atentado para las próximas horas. El hombre al que apunta el golpe terrorista es David Palmer, el primer hombre de raza negra que cuenta con enormes posibilidades de llegar a la Casa Blanca.
De ahí en más, el suspenso de “24” se intercalará a cada momento entre los problemas familiares y profesionales que invaden a Jack. El protagonista deberá convivir con estas dos cuestiones y otra más que se le suma en medio de la investigación: un agente de la agencia estaría involucrado en el atentado y se muestra dispuesto a realizar cualquier cosa para que el objetivo se cumpla. Incluso matar a su compañero.
Pero más allá de su historia, interesante para los amantes del suspenso, la principal atracción de “24” es su permanente búsqueda de singularidad y sello propio, materializado en el tiempo real en que ocurren los acontecimientos. Y para ello los creadores se valen de dos recursos visuales pocos aprovechados hasta el momento pero, a juzgar por el primer episodio, de enorme eficacia: la pantalla mosaico, que permite ver al mismo tiempo lo que sucede en diferentes lugares, y la intercalada aparición del reloj marcando la hora, los minutos y los segundos. Para que la sensación de realidad sea más fuerte y el espectador se quede con ganas de ver más.