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La polémica por el conflicto comercial que dejó en suspenso la película Los rubios, de Albertina Carri, sigue subiendo de tono. Por lo pronto, podría no ser estrenada comercialmente ni enviada a los festivales internacionales. Como si se tratara de un cuento de Kafka, se sigue discutiendo sobre quién detiene la película en los laboratorios. El tema de Los rubios es la ausencia de los padres de la directora, desaparecidos durante la dictadura militar 1976-1983. Es un documental original del llamado Nuevo Cine Argentino. Ayer, Marcelo Céspedes, productor de la película, respondió a la versión de Carri que Página/12 publicó el sábado. Para esa nota, Céspedes también fue consultado. “Lamentamos mucho que tantas personas de buena fe estén siendo confundidas por la manipulación interesada de alguien que, en su afán de obtener a cualquier precio sus fines, no mida la consecuencia de sus acusaciones”, aseguró el productor.
Ayer se publicó en este diario una solicitada sobre el “conflicto con la película Los rubios”, donde una larguísima lista de personalidades de la cultura, de la política y organizaciones sociales pidieron por una “pronta resolución del conflicto”. Los rubios fue estrenada en el V Bafici. Para Céspedes, “es penoso que un problema estrictamente comercial haya sido tergiversado e incluido en un tema que nos fue tan costoso a los argentinos, como es la defensa de los derechos humanos”. La necesidad de Cine-Ojo de responder la denuncia de Carri surge, justamente, de que “no podemos ignorar estas falsas acusaciones”. Carri recibió en 2000 una beca del Fondo Nacional de las Artes para su desarrollo y en 2001 Cine-Ojo se contactó con ella para coproducir el proyecto. Según Céspedes, Carri pretende hacer creer que Cine-Ojo la persuadió “para apoderarse de su proyecto, cuando el trabajo conjunto durante casi dos años fue producto de un acuerdo de ambas partes”.
“También olvida decir que durante esos dos años trabajó (...) haciendo uso de todos los servicios que le prestamos, fuera incluso de nuestra relación contractual”, dice Céspedes. Para él, no fueron sólo equipos los que se aportaron sino una estrategia de producción “que fue sostenida exclusivamente por Cine-Ojo”. El proyecto fue presentado ante numerosas instituciones financiadoras y eventos como el Bafici, DocBsAs/01, Sunny Side of the Doc y otras. “Lamentablemente, nunca pudimos conseguir para este proyecto financiación alguna, a pesar de lo cual Cine-Ojo decidió seguir adelante apoyando con sus propios recursos todo el rodaje y parte de la posproducción”. Para el productor, el 90 por ciento de la película actual fue filmada desde que Cine-Ojo asumió la producción. Los productores desmienten que el adelanto de subsidio del Incaa –que según Céspedes no alcanzaba para todos los gastos y fue adelantado para que la película pudiera estar en el Bafici– debía cobrarse “en un año”, como dice la realizadora, sino que era para pasar la película de video a cine. “Es imposible pensar que eso se iba a cobrar un año después”, dice Céspedes. Aunque a pesar de todo y como no se cobró inmediatamente, Cine-Ojo financió con sus fondos una parte para que los trabajos pudieran ser iniciados y llegar al festival.
Siempre según Céspedes, Cine-Ojo le propuso a Carri una reunión antes de terminado el Bafici (donde ganó el premio del público a la Película, Película Argentina, Mención especial del Jurado y Mención especial Signis) para elaborar una estrategia comercial y de presentación en festivales. “Ella no solamente se negó, sino que inició una serie de acciones a todo nivel. Cine-Ojo tiene una larga trayectoria. Basta decir que Los rubios no es nuestra primera película, ni será la última”, dice el productor. “Durante más de dos años hemos puesto nuestro nombre y el máximo de nuestra energía, de nuestro compromiso y de nuestro capital en un film que sin duda lo merecía. Por eso mismo no somos nosotros quienes impedimos su difusión. También estamos siendo perjudicados.” Agrega: “Creemos que todo lo invertido, y no sólo en términos económicos, debe ser compensado”. A la película protagonizada por Analía Couceyro le queda para este año la posibilidad de participar en Locarno, Montreal, Londres, Oslo, Goteborg, Estocolmo. “Es evidente que ser portador de apellido es en la vida muchas veces una simple circunstancia”, cierra Céspedes. Mientras la polémica sigue, el film sigue detenido en los laboratorios.