ESPECTáCULOS
“Buffalo Soldiers”, la última película maldita de Hollywood
Luego de dos años de controversias y protestas de aquellos que lo consideraban “insultante” para las Fuerzas Armadas estadounidenses, se estrenó el film protagonizado por Joaquín Phoenix.
Por Rocío Ayuso
El Ejército estadounidense lanzó su caballería contra Buffalo Soldiers, una película “maldita” que llevaba dos años intentando llevar a las pantallas una farsa militar que, dados los tiempos que corren, es considerada como una traición a una institución sagrada en Estados Unidos. Finalmente, la película dirigida por Gregor Jordan se estrenó esta semana, pero llegó precedida de una polémica que nunca formó parte del guión. Protagonizada por el actor puertorriqueño Joaquín Phoenix, Buffalo Soldiers es la adaptación de la novela homónima de Robert O’Connor sobre una unidad del ejército estadounidense en Alemania Occidental, justo antes de la caída del Muro de Berlín, y con un código más que inmoral a la hora de aprovechar su situación para traficar con todo. Como recuerda el cartel de la película, el lema de estos soldados es “roba todo lo que puedas”, parafraseando el verdadero espíritu del ejército estadounidense que anima a sus soldados diciéndoles “da todo lo que puedas”.
Esto generó una avalancha de reacciones negativas de grupos conservadores que ven en la cinta una nueva muestra del “antipatriotismo liberal” de Hollywood en momentos en que los soldados todavía mueren en Irak. “La película ofrece una pobre impresión de los soldados estadounidenses”, señaló el coronel retirado Franklin J. Henderson, uno de los críticos más activos. El periódico Los Angeles Times describió el film como una visión de las fuerzas armadas “similar a la que dio Atrapados sin salida de los centros psiquiátricos”. Buffalo Soldiers no es la primera farsa de Hollywood sobre la vida militar, con M.A.S.H y Catch 22 entre las más conocidas o, más recientemente, la visión de la guerra del Golfo Pérsico de 1991 que ofreció Tres reyes, película que inspiró a Jordan a pensar que el tema tenía una energía “contemporánea”.
Lo que han cambiado son los tiempos y Buffalo Soldiers, llegó en el peor de los momentos: su primera gala tuvo lugar el 8 de septiembre de 2001 en el Festival Internacional de Cine de Toronto. Fue una jornada de celebración, con la adquisición de su cinta por parte de Miramax, pero justo después llegaron los atentados terroristas del 11 de septiembre. Sin embargo, Jordan expresó a la prensa que su película “es ahora más relevante que nunca”, pero la realidad demuestra que tuvo que cancelarse su estreno en cinco ocasiones, tanto por los atentados terroristas como por las guerras en Afganistán e Irak. “En los tiempos que corren uno se lo tiene que pensar dos veces antes de decir lo que piensa o hacer críticas, especialmente en este país”, indicó el realizador en una entrevista reciente.
Este nuevo intento de estrenar el film contó con razones añadidas para la crítica, pues hubo una campaña de cartas contra Miramax y su empresa filial, los estudios Disney, procedente de grupos dedicados a proteger la memoria de los verdaderos “Buffalo Soldiers”. El término, acuñado en 1866, hace referencia al 10º Regimiento de Caballería, que estaba compuesto sólo por negros, y que recibieron ese apelativo de los nativos estadounidenses, que veían similitudes entre su pelo ensortijado y el de los búfalos. La relación de este hecho histórico con la película o con la novela es nulo, ya que ambas obras heredan su título de la famosa canción homónima del prócer jamaiquino Bob Marley. Allí, utilizaba a estos hombres como símbolo de aquellos que luchaban por su supervivencia, en un medio desconocido y para colmo, hostil desde ambos bandos contendientes en aquella guerra. Pero su utilización, en una película cuyo reparto principal es completamente blanco y cuya trama es un reflejo de lo más bajo del hombre, añade otra capa de polémica a un film de por sí maldito entre aquellos que se quejan de que la imagen de los soldados negros se ve vilipendiada al verse unida por el título a esta película. Miramax, distribuidora ya acostumbrada a la polémica y que incluso en otras ocasiones consiguió sacar provecho de la controversia alrededor de un tema o de un tratamiento cinematográfico, subrayó que no busca ofender a nadie. “No queremos que la película se malinterprete y tampoco queremos herir la sensibilidad de nadie”, puntualizó la compañía en un comunicado.