ESPECTáCULOS › HAY QUINCE NOTICIEROS EN LA TELEVISION ABIERTA
El único boom es la realidad
Por primera vez en una década, todos los canales programan informativos en las tres franjas horarias. Ahora cotiza la medianoche.
Por Julián Gorodischer
Hay quince noticieros en pantalla, todo un record, y el boom de realidad incluye novedades: ahora cotiza la franja de la medianoche, donde todos los canales abiertos tienen su dupla de presentadores y su resumen de noticias. Ahora, el continuado ya no es de realities sino de más y más actualidad, para seguir la campaña política en la Capital, pero también para recuperar una prioridad que parecía desterrada: estar informados. ¿Una vuelta del valor “actualidad”?, ¿un regreso a los formatos clásicos?, ¿o apenas la manera de llenar espacios a fórmula segura y bajos costos? Hace un tiempo sobrevivía apenas el histórico del género, “Telenoche”, y Telefé se animaba a barrer la información para dar lugar al “Gran hermano”. En la era K, con varias campañas en el año y con el recuerdo fresco de la invasión a Irak, el panorama es otro: por primera vez en una década, todos los canales tienen tres ediciones de noticias.
La novedad del género es su llegada masiva a la medianoche, habitualmente reservada al pasatismo. Ahora, los noticieros trasnochados se vuelven monotemáticos (“Diario de la medianoche”, de Telefé, siguiendo la campaña) o muy analíticos (“Informe central”, en América, con equipo de especialistas) pero el formato es el básico: una pareja en la conducción y el resumen de lo que pasó en el día. “Diario...”, en Telefé, sucede a su precursor (“Diario de la guerra”), y muta de acuerdo con el entorno: entiende que hay un tema excluyente a desmenuzar, y el resto es relleno. La guerra, como un mundial, pidió cobertura en continuado, y a Cristina Pérez no le fue mal en su nuevo rol de columnista internacional; ahora el énfasis es político, en el formato de resumen veloz que inauguró “En síntesis”, del 13. En América, “Informe” se hibrida con el programa de opinión política, y pone a Mónica Gutiérrez y Rolando Graña a debatir la campaña o el acuerdo con el Fondo con Alfredo Leuco o Pepe Eliaschev. Todos buscan nicho mediante la opinión, el monotema o el ritmo acelerado, y en el 9 apenas se conforman con lo de siempre: alineamiento con (Mauricio) Macri y diatriba contra la inseguridad. Eso sí, más atenuado que el extinto “Después de hora”, gracias a la locutora impersonal, Mercedes Martí, y los límites de tiempo para monologar.
El mediodía convierte al noticiero en un pilar tradicional: a favor de la familia y la propiedad. Pasan muchas cosas, pero lo que importa es la seguridad de los chicos, el tema principal de “El noticiero de Santo”, pero también de “Telefé noticias” y “América noticias”. El regreso a los clásicos incluye una barrida a los programas para la mujer (excepto en la tarde del 9), y el noticiero se hace cargo: una psicóloga (Liliana Hendel, en el 13) aconseja pautas para la convivencia en vacaciones, y las chicas (Denise Pessana, de América; Paula Trappani, de Telefé, y Silvia Martínez, del 13) se ponen emotivas, allí donde se descubre una “madre coraje” o donde se sabe que los nenes de Dock Sud se intoxican con plomo del Riachuelo. Pero siempre hay un recio (Enrique Llamas de Madariaga, Santo Biasatti, Jorge Jacobson), en todos los canales, para acelerar: “Otro tema”, dice Santo, y el resumen deja en claro lo que se sabía: esto es un noticiero. Se suceden los mundos privados: familias en riesgo o hijos pródigos que ganan medallas en el exterior.
Eso sí, a la tarde que nadie se haga el vivo: el noticiero demuestra seriedad. Es abarcativo, plural y no se pierde en “pavadas”. “Telenoche” marca tendencia, pero lo que prima en los canales es el retrato de la miseria. Se muestra el piquete, o la cola de desempleados, y el género se hace cargo de lo que ya no le correspondía: ser monitor de una emergencia que antes parecía confinada a la cola del reality. Eso sí, la despedida incluye siempre una sentencia reparadora: un teléfono en pantalla para ayudar al hogar del conurbano (en Telefé y el 9), un tono grave de Mónica y César para acentuar el sino trágico (en “Telenoche”) o una bendición parroquial-televisiva desde América para fieles de San Cayetano.