ESPECTáCULOS › “UN HOMBRE DIFERENTE”, CON VIN DIESEL
La brujita Verón en la DEA
Por Martín Pérez
Un policía antinarcóticos muy bueno atrapa a un malo muy malo y lo manda a la prisión. Mientras demuestra todo lo cariñoso que puede ser con su mujer y sus amigos, a ella le sucede lo que trágicamente les suele suceder en la pantalla a las mujeres de los policías. Ahí es cuando el policía se da por enterado de que un malo aún más malo reemplaza al que él ha capturado, y deberá dejar de ser tan bueno si quiere capturarlo. Con los mexicanos como los malos que llenan de cocaína los Estados Unidos –“nuestras calles”, según afirma el personaje de Vin Diesel–, con la ayuda de algunos malhechores autóctonos, Un hombre diferente es una película igual a tantas otras que se han hecho sobre venganzas, ambiciones y traiciones, con el tráfico de cocaína como escenario. Con tan poca originalidad a su disposición, el nuevo film de Vin Diesel podría ser una buena telenovela policial en capítulos. Pero su problema es que no pretende serlo, sino que se toma tan en serio como sólo puede hacerlo con semejante protagonista.
Rapado y barbudo como la brujita Verón y musculoso como Sylvester Stallone, desde que Spielberg lo mató al comienzo de Rescatando al soldado Ryan que Vin Diesel viene ascendiendo en el escalafón de las estrellas de acción del cine del nuevo siglo. Se anotó como transgresor en Rápido y furioso y luego profesionalizó esa transgresión para XXX, su propio y tatuado James Bond. Incapaz de dar más de lo que ofrece apenas su presencia en pantalla, Vin Diesel pone un ladrillo más en su apocalipsis integrado encarnando en Un hombre diferente al agente Sean Vetter de la DEA, un policía que intenta aparentar serlo lo menos posible. Llena de amistad y amor de parte de Vetter y sus colegas y familiares, y disparos, sangre y traiciones por parte de sus enemigos, el personaje de Diesel no es de los que ofrecen la otra mejilla, sino que va en busca de venganza.
Cine de clase B hecho a la manera del de clase A, y por eso carente de todo encanto, Un hombre diferente es algo así como una carta de presentación de alguien que se dice a sí mismo: “Yo se cómo hacer esto”. Pero en realidad no lo sabe. Llena de diálogos explicativos y escenas que se prolongan más de lo necesario, el nuevo film de Diesel es pura superficie. Eso sí, su presentación es intachable. Hay muchas escenas de tiroteos, frases cortantes, miradas filosas y mucha de la crueldad habitual dentro del cine de acción contemporáneo. Pero Un hombre diferente carece tanto de personalidad propia que Vin Diesel no deja de hablar de autos aquí y allá, como si aún estuviese rodando Rápido y furioso. Post Traffic a la hora de mirar hacia la frontera mexicana, pero de un tiempo pasado al simplificar tanto lo que esa frontera significa, Un hombre diferente es una película vacía, construida a base de escenas de series de la televisión por cable. Y llena tan sólo gracias a una considerable cantidad de billetes, y los bíceps –y la cabeza rapada– de quien pretende ser la nueva estrella de acción del momento.