ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL MUSICO Y LEGISLADOR ELECTO CHANGO FARIAS GOMEZ
“Me ven como si fuera un tótem”
El folklorista está presentando “Chango sin arreglo”, un cd en el que, además de ratificar su capacidad como referente artístico, despliega una suerte de manual de simbología peronista. Dice que “sin el peronismo no se puede hacer nada”, pero defiende con pragmatismo su inclusión en la lista de Macri: “Es el único que me ofreció un cargo”.
Por Karina Micheletto
Soplan vientos peronistas en la Argentina. Por si a alguno le quedan ganas de formular la pregunta de qué es exactamente el peronismo, y abonando la teoría del gran paraguas, Chango Farías Gómez vuelve al ruedo como cantante con Chango sin arreglo: un disco en el que, además de presentarse como un “Chango ekeko”, promotor de la abundancia y la prosperidad, se encarga de desplegar gran parte de la santería “peronista de Perón”. Están la marcha peronista, el bombo peronista, el pan dulce y la sidra peronistas, el camión cargado de peronistas, el parquet para asado peronista, las citas de La razón de mi vida, entre otros elementos de la liturgia. El disco salió justo en el momento en que el músico se presentó como legislador porteño –el 10 de diciembre asumirá el cargo– por la lista de Mauricio Macri, después de haber apoyado públicamente a Carlos Menem en su intento de reelección. Farías Gómez frunce el ceño cuando se le apunta la coincidencia y dice que no, que él no lo diría así.
–Pero es así...
–Primero, son dos cosas que no tienen nada que ver, una decisión de intervenir en política, como siempre lo hice, y la edición de un disco. Segundo, no hay que mezclar política e ideología. Si estoy en la lista de Macri es porque fue el único que me ofreció un cargo. Y como no quiero transformarme en un músico de protesta, prefiero ponerme a hacer cosas. Desde la legislatura sé que puedo discutir ideas, buscar consenso y proponer soluciones. Pues bien, allí estaré. No me importa por dónde entre.
Hay que reconocer que el músico maneja un pragmatismo muy peronista. Y que, si en política se ocupó de hacer cosas al frente de la Dirección Nacional de Música, por ejemplo, su trayectoria musical puede definirse como revolucionaria, desde los Huanca Huá y el Grupo Vocal Argentino hasta La Manija, pasando, sobre todo, por la experiencia de MPA (Músicos Populares Argentinos), aquella formación que transformó el repertorio folklórico en los 80, con arreglos originales y la incorporación de instrumentos eléctricos. MPA fue tan rupturista para la época que le valió a Peteco Carabajal un histórico abucheo en su propia tierra, Santiago del Estero, porque volvía tocando una chacarera con guitarra eléctrica. Este año Farías Gómez regresó de Córdoba, adonde había ido a radicarse con el fin de crear una escuela de músicos populares, con un método que creó con su hijo Juancho, y trajo el proyecto a Buenos Aires.
En Chango sin arreglo, el nuevo disco de Farías Gómez, hay una bella selección de zambas y milongas de autores como Atahualpa Yupanqui y Cuchi Leguizamón, un tema de los padres de Chango, Enrique “Tata” Farías Gómez y Pocha Barros, y el tango “Vieja viola”, una influencia que, explica el músico, también heredó de su madre. Mercedes Sosa canta como invitada en “Canción del obraje”, un tema poco difundido del repertorio de Castilla y Leguizamón. El músico está presentando el disco los sábados de noviembre a las 23.30 en Un gallo para Esculapio (Uriarte y Costa Rica), junto a los músicos Norberto Córdoba, Juan Pablo Di Leone, Cecilia Stazione, más varios invitados que se irán sumando, entre ellos, los hijos de Chango, Juancho y Facundo Farías Gómez, este último integrante de Los Piojos.
–¿Por qué decidió largarse con un disco en el que su voz va al frente?
–Por insistencia de amigos, porque sinceramente nunca me gustó mi voz. Tengo una disfonía desde hace años, y siempre busqué cantar con la voz de otros, en los distintos proyectos que emprendí. Entre los que me llenaron la cabeza para que me animara a cantar están Luis Volcoff, que fue técnico de sonido de La Manija, y Jaime Roos.
–Lo de la transformación en ekeko, ¿fue idea suya?
–Se le ocurrió a Jorge Moreno, el creativo, después de varias charlas que tuvo conmigo. Le conté muchas cosas de mi vida, y entre esas cosas le conté que a veces me siento casi como un tótem. Cuando me dicen “maestro, usted es un prócer”, es como que me ubican en ese lugar. Y a Jorge se leocurrió lo del ekeko, y lo de “Chango Farías Gómez... ¿tótem o tabú?” que también pone en el disco.
–¿Y los guiños sobre el santoral peronista?
–No son guiños, usted los interpreta así. Surgieron del mismo modo, Jorge lo tomó de lo que yo le contaba, de lo orgulloso que me siento de ser peronista, de lo que significaba para mí cuando era chico ser peronista, y de lo que significa hoy.
–¿Qué significa?
–Es esa famosa transversalidad de la que tanto se habla ahora, yo me río porque siempre la tuvo el peronismo, nadie inventó nada. En este país sin el peronismo no se puede hacer nada. Rascás y sale un peronista. Antes los que venían a lavarse las patas en la fuente eran los cabecitas negras. Hoy son los piqueteros. El desafío sigue siendo imaginar un país que pueda incluirnos a todos.