EL PAíS › UN PROYECTO QUE IBARRA QUIERE CONCRETAR ANTES DE FIN DE AÑO
El seminario de la centroizquierda
El jefe de Gobierno quiere reunir al espacio progresista y lograr acuerdos. La idea ya tiene buen tránsito entre los referentes, pero el problema es la cerrada oposición de Carrió.
Por José Natanson
El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, prepara el primer gran encuentro del centroizquierda argentino. Participarían dirigentes que el opositómetro ubica bastante cerca de Néstor Kirchner, como Miguel Bonasso o Luis Juez, otros que se encuentran en posiciones intermedias, como Martín Sabbatella y Víctor De Gennaro, y algunos con posturas más críticas, como el socialista Hermes Binner. La idea de Ibarra es que se realice antes de fin de año, aunque tiene un problema: parece difícil que Elisa Carrió –la más opositora de todos– acepte sumarse a una convocatoria que, para ella, huele demasiado a neokirchnerismo. “Sin Lilita la foto no tiene sentido”, se quejan cerca de Ibarra.
La idea de convocar a una reunión con los referentes clave de lo que suele denominarse “espacio progresista” no es nueva. Un mes atrás este diario informó sobre los planes de Ibarra, que buscaba reagrupar a los pedazos dispersos alrededor de una serie de cuestiones concretas: el objetivo era sumar a las coincidencias con la Rosada en materia de derechos humanos, juicio a la Corte o renegociación con las privatizadas una agenda propia, con temas como reforma política, calidad institucional y participación ciudadana. En las últimas dos o tres semanas, Ibarra se fue entusiasmando con la idea, que lo consolidaría como el núcleo de un progresismo más o menos cercano al Gobierno, y ya había empezado a buscar cómo concretarla. El mismo se comunicó con algunos dirigentes, que le dieron un primer okay, y delegó en su hermana, la senadora Vilma Ibarra, los detalles del armado y el contacto con el resto de los convocados.
La idea es convocar lo más granado del progresismo argentino: dirigentes al frente de administraciones municipales, como Martín Sabbatella, el intendente de Morón campeón del corte de boleta; ex frepasistas con buena implantación en sus distritos, como el intendente de Cipolletti, Julio Arriaga, que en las elecciones a gobernador de Río Negro arañó el 20 por ciento de los votos; socialistas con experiencia de gestión, como el intendente de Rosario y ex candidato a gobernador, Hermes Binner, y su sucesor, Miguel Lifschitz; diputados frepasistas como Nilda Garré o Margarita Jarque; gremialistas, entre los que cuentan al líder de la CTA, Víctor De Gennaro, y peronistas disidentes como Luis Juez, con el que Ibarra conversó largamente luego de su triunfo como candidato a intendente de Córdoba. Finalmente, Ibarra también llamaría a sectores kirchneristas que se mueven por afuera del PJ, como los que encabeza Bonasso.
En los planes de Ibarra, la convocatoria, prevista para antes de fin de año, tendría el formato de una gran reunión de discusión política, o incluso un seminario, y se realizaría en una o dos jornadas en algún hotel de la Capital. Pero el problema no es ni la fecha ni la modalidad del encuentro, sino la posible ausencia de Carrió. Aunque no habló con la chaqueña (de hecho, no han conversado cara a cara desde el ballottage porteño), Ibarra la tanteó a través de algunos allegados, quienes le dijeron que es difícil, si no imposible, que participe de la convocatoria.
La negativa tiene una explicación política. Desde la asunción de Kirch-ner, y luego de un breve período de cautela, la chaqueña declaró la “autonomía e independencia” del ARI respecto del Gobierno y salió a subrayar su rol de oposición, cuestionando, por ejemplo, el proyecto de Presupuesto o el estilo presuntamente hegemónico del Presidente.
El resto de los referentes del centroizquierda mantienen posturas más cercanas a la Rosada: la convocatoria de Ibarra incluye a dirigentes identificados con Kirchner, como Bonasso. Otros, como Sabbatella y él mismo, apoyan al Presidente con un poco más de independencia. “No quiero ser la pata izquierda del tren fantasma”, había dicho Sabbatella cuando este diario lo consultó por su posición frente al Gobierno. De Gennaro, que la semana pasada cuestionó duramente el Presupuesto, piensa parecido, aunque se encuentra tironeado por la interna de la CTA, donde conviven kirchneristas como Luis D’Elía con sectores más críticos. Binner –aunque no descarta en el futuro un acercamiento con el Gobierno– aparece como más crítico, e incluso firmó el comunicado del socialismo en el que cuestionaron la idea de transversalidad.
Carrió es de lejos la más dura. Se niega a cualquier tipo de acuerdo con el Presidente y prohibió terminantemente a sus partidarios, bajo amenaza de expulsión, aceptar cargos en el Ejecutivo. Y más: ordenó no asumir lugares en el gabinete porteño, a pesar de que el ARI respaldó a Ibarra en las últimas elecciones. “No estamos de acuerdo con el panperonismo. El ARI es distinto”, responde a los dirigentes que cuestionan su distancia del Gobierno. “Kirchner es el más inteligente y sutil de los cuadros peronistas. Quiere atraernos para que nos diluyamos, como pasó con el Frepaso, para que puedan hacer el PRI”, agrega.