ESPECTáCULOS
“Lo terrible de las amenazas es la impotencia que me generan”
La actriz Rita Terranova, a cargo de la secretaría general de la Asociación Argentina de Actores, se refiere al “estilo mafioso”: los llamados telefónicos y mails intimidatorios que está recibiendo.
Por Hilda Cabrera
Es probable que en los próximos días se sepa algo más sobre las amenazas que viene recibiendo la actriz Rita Terranova, quien desde diciembre de 2002 está a cargo de la secretaría general de la Asociación Argentina de Actores. En diálogo con Página/12, esta artista de destacada labor teatral cuenta que, si bien cesaron los llamados telefónicos de apriete, le siguen llegando e-mails en los que se le exige que renuncie a su cargo y se le advierte que de no hacerlo la “harán desaparecer”. La actriz supone que quienes utilizan esos términos son los mismos “que inventan mentiras y me atribuyen declaraciones que nunca hice con el propósito de enemistarme con mis compañeros”. En un primer momento les restó importancia: “Pensé que era una presión más. Me parecía algo demasiado burdo y cómico: una pavada –califica–. Pero cuando la amenaza se extendió a mi hija, decidí hacer pública mi situación. Eso es también lo que me aconsejaron para estar más protegida. Entonces fui a algunos programas de televisión y a todos aquellos espacios a los que solidariamente me invitaban. Cuando las amenazas se volvieron sistemáticas, a razón de tres por semana, inicié una causa en la fiscalía 45 y denuncié lo que me estaba pasando en la comisaría 17ª.
–¿Sabe a qué se deben?
–No exactamente, pero apuntan a mi cargo de secretaria general en la Asociación de Actores que preside Osvaldo Miranda. La secretaria de prensa es Victoria Carreras, que ocupa ese lugar desde hace un año. Creo que estamos haciendo una buena gestión. Fuimos muy silenciados durante la dictadura y muy desmovilizados durante el menemismo. En este momento, el problema mayor es la desocupación. El actor o la actriz que no tiene trabajo no aporta, aunque quiera. Este es un gremio de desocupados. Por eso, cambiamos el reglamento y condonamos las deudas de los asociados que no pagaban desde hace años porque no tenían trabajo. Preferimos hacer esto antes que perderlos. Otra de las tareas que estamos impulsando es una nueva negociación con los empresarios, especialmente con los de medios masivos como la televisión. Necesitamos fortalecer el gremio. Finalmente, la obra social de Actores salió de la convocatoria de acreedores y queda la posibilidad de reorganizarse para recuperar el nivel asistencial.
–¿A qué lista pertenece dentro de la Asociación?
–Estoy en la Lista Roja, que, a pesar de su nombre, no responde a un color político. Está integrada por gente de ideas diferentes. Algunos preguntan “quién le pone las fichas a Rita”. A ese lenguaje, que no es el mío, respondo que a mi lado sólo tengo a mis compañeros de trabajo.
–¿Tiene preferencia por algún partido?
–No estoy afiliada a ninguno, pero sostengo un ideario socialista, como mi padre Osvaldo Terranova, y mi abuelo, que tuvo que emigrar de su país por eso. Mi abuelo dejó Italia por la Argentina, y se fue a vivir a Entre Ríos. Allí nació papá, en Villaguay. Para mí, el socialismo era y es una forma de vivir en sociedad. Y creo que la más justa.
–¿Se inició en la actuación alentada por su padre?
–Me ayudó él, y su nombre. Los que me tomaban para un trabajo debían de pensar que el talento se hereda. También mi madre era actriz. Inicié mis estudios a los trece años, con Alejandra Boero, y debuté en 1971. El escenario es un lugar muy cómodo para mí. Hice cerca de 60 obras, y entre las últimas, Diario de una camarera, donde estaba sola en la escena, dirigida por Manuel Iedvabni. Ahora formo parte del elenco de El Diez (entre el cielo y el infierno), que se estrena en enero, en el Metropolitan. Interpreto a Doña Tota, la madre de Maradona. Es un musical de Daniel Dátola y Héctor Berra, un espectáculo de corte muy popular que seguramente va a sorprender, porque es bastante objetivo y muestra los “ángeles y demonios” que habitan en cada argentino.
–¿Cómo fue su experiencia durante la dictadura?
–En esa época yo estaba dentro del teatro y eso me ayudó a formarme ideológicamente de una manera diferente a otros chicos y chicas de mi edad. Tenía conciencia de que vivía bajo un régimen de miedo. Me desesperaba cuando no podía nombrar públicamente a algunas personas, ni a artistas que admiraba ni a mi autor preferido, que era Bertolt Brecht.
–Algunos pudieron seguir trabajando en teatro. Su padre, por ejemplo.
–El pertenecía al Elenco Estable del San Martín, donde trabajaron algunos artistas que estaban prohibidos, como Alejandra Boero. El estaba allí desde antes de la última dictadura militar. Lo recuerdo en Cremona y He visto a Dios. Eso fue en 1972 y 1973. Participé en algunas obras que se daban en el Teatro Alvear. Muchas eran comedias costumbristas. Uno no podía realizar la obra que deseaba. Aun con esas limitaciones, pude formarme con buenos autores. El teatro me ayudó a expresarme emocionalmente. Será por eso que también escribo y dirijo. Empecé estudiando dramaturgia con Sergio De Cecco. Hice la adaptación de algunas obras y dirigí piezas para adultos y para chicos. El 20 de enero estreno en el Regina una adaptación mía de Otra vuelta de tuerca, de Henry James.
–¿Se esclarecerá el tema de las amenazas?
–Confío en que sí. Lo terrible de las amenazas que recibo es la impotencia que me generan, porque son parte del “estilo mafioso” enquistado en nuestra sociedad. Este patoterismo que tengo que sufrir por mi cargo en Actores me hace pensar en una frase que mi padre repetía, tomándola de un ex presidente destituido por un golpe militar: “¿Por qué me quieren sacar por la fuerza si me pueden sacar por el voto?”.