[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

“El problema no será el grueso de los manifestantes sino diez, veinte o treinta que, de pronto, se pongan a romper vidrieras o a hacer cosas peores. A nosotros nos acusaron de haber disparado aquel 20 de diciembre, pero en los videos que tiene la jueza María Servini de Cubría puede verse, por ejemplo, a un hombre, con el rostro tapado, tirando desde arriba de un McDonald’s. Los agresores no fuimos nosotros sino ellos”, argumentó ante Página/12 un oficial de altísima graduación de la Policía Federal. En un ambiente de cierta tensión, se esperaban anoche las instrucciones del gobierno nacional sobre la forma en que la policía debe actuar el sábado, cuando se produzcan las marchas hacia Plaza de Mayo conmemorando aquella jornada que produjo cinco asesinatos de manifestantes en el centro porteño y terminó en la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. La principal estrategia del Gobierno es el diálogo con las organizaciones políticas y piqueteras para que ellas mismas controlen la seguridad de los actos.
En principio, las medidas de seguridad y las instrucciones para la Federal serán transmitidas hoy a los mandos de la fuerza. Según dicen los oficiales, algunas de esas medidas están cantadas.
- Actuará básicamente la Guardia de Infantería, por supuesto que con la prohibición de portar armas de fuego. Sólo con bastones y está la duda de si tendrán o no granadas de gases lacrimógenos. En la Federal sostienen que son imprescindibles si hay lo que ellos llaman desbordes.
- Es casi seguro que el Gobierno va a ordenar la filmación detallada de lo que hagan las fuerzas policiales.
- Fuerte vallado alrededor de la Casa Rosada, o sea dejarles toda la Plaza a los manifestantes, pero limitar –como siempre– el acercamiento a la Casa de Gobierno. Hay quienes opinan que deberían haber vallado también alrededor de la Catedral y algún otro edificio.
- Respecto de la ubicación de los policías, hay dos alternativas. La más probable es que haya muy poca exhibición de uniformados, lo que significa que la Guardia de Infantería –además de ubicar hombres entre la Casa Rosada y el vallado– concentrará la mayor parte de sus fuerzas detrás de la Casa de Gobierno, es decir fuera del alcance de la vista de los manifestantes. Si ésta es la directriz, no habrá tampoco policías en las avenidas que llegan hasta la plaza sino que se los agrupará a varias cuadras de distancia.
En silencio, el Gobierno convocó a distintos dirigentes piqueteros para ponerse de acuerdo en la forma de encarar la movilización del sábado. Las reuniones se produjeron ayer y, por separado, estuvieron en el Ministerio del Interior los representantes de las tres concentraciones que se harán esa tarde: a las 14, Barrios de Pie, el Movimiento de Trabajadores Desocupados y organizaciones afines, que contarán seguramente con la presencia de Hebe de Bonafini; a las 16, la Corriente Clasista y Combativa, que lidera Juan Carlos Alderete; y a las 17, el sector de Raúl Castells, las organizaciones vinculadas con Izquierda Unida, el Partido Obrero y varias fábricas recuperadas.
En la Policía Federal prima una enorme desconfianza hacia los manifestantes, y en sus mandos está instalada la idea de que aquel 20 de diciembre los que dispararon fueron los que se movilizaron, no los policías. Es más: aseguran que quienes dispararon eran francotiradores ubicados allí por las organizaciones de izquierda. Sin embargo, en la causa judicial que instruye María Servini de Cubría ya están procesados cinco policías por homicidio, se evaluaron como falsas algunas imágenes de un francotirador presentadas por la Federal y en total existe un listado de unas 200 personas heridas con proyectiles de plomo, más precisamente perdigones salidos de fusiles Itaka, calibre 12/70, o sea las que usaban los policías.