ESPECTáCULOS
“Federico es un ejemplo, no un gurú para el grupo”
Marcelo Moura da pistas sobre pasado, presente y futuro de Virus, que hoy arranca una serie de shows con bloques de canciones que retratan sus diferentes vertientes estilísticas.
Por Cristian Vitale
Marcelo Moura, a quien Federico, su hermano, le legó Virus previendo su destino fatal, recorre la sala inquieto. Es el penúltimo ensayo antes de tres shows en el Ateneo –hoy, mañana y el sábado– y no puede dejar de preguntar por mínimos detalles: le entrega a su agente de prensa entradas para rifar por radio, comenta pormenores de sonido con la banda y pone a su mujer como testigo para constatar que hace días que no duerme. “Debería estar tranquilo. Pero mi estado denota la intensidad con que Virus sigue viviendo la música”, justifica. El grupo diseñó un show que va a presentar tres facetas artísticas y estéticas distintas cada día: hoy canción, mañana pop y el sábado rock. “Tenemos un caudal de canciones muy grande. Quisimos abrir el abanico y mostrar el espectro que abarcamos desde el origen hasta hoy. Si bien somos referentes del pop, tenemos un costado rockero con temas tipo Carolina, Agujero interior o El probador, y otro de canciones (Dame una señal, Qué hago en Manila y Transeúntes). Todo surgió porque Aitor Graña, el nuevo baterista, dijo que Virus era rock, pop y canción, y nos pareció excelente.”
–¿Cómo se explica el quiebre de los ’90? ¿Estuvo dado sólo por la muerte de Federico?
–Es probable. Cuando volvimos en 1995 fue muy complicado, fue como empezar de nuevo. Primero por las comparaciones: si nos parecíamos o no al Virus con Federico, etc. Esto no puede ser teórico..., por eso hicimos el mismo camino que al empezar. Hasta 1983, tocábamos y recibíamos piedrazos, naranjazos..., fuimos puntales en ese movimiento. Digamos que les allanamos el camino a los que vinieron después. Así encaramos la nueva etapa.
–¿Le molesta la comparación?
–No. Es lógica. No me preocupa si es igual o no, me preocupa que vean al grupo como es hoy. Siempre fui consciente de que nos iba a pasar y el tiempo iba a marcar si el grupo seguía con su espíritu o no. Por eso hoy es un momento especial, parecido al principio. Se rompieron los prejuicios, y la mayoría de la gente que nos viene a ver son pibes de 18 o 19 años, que no vieron al Virus anterior y nos escuchan objetivamente.
Mientras Moura habla, el resto –Julio Moura, Quique Mugetti, Daniel Sbarra y Patricio Fontana– ensaya el repertorio. Suena una gran cantidad de canciones de la época dorada (Amor descartable, Me puedo programar, Tomo lo que encuentro) y algunas que no suenan familiares, como Todo gira al revés o Coral, temas aún inéditos.
–¿Están atados a la nostalgia para armar el repertorio?
–No. Disfrutamos de las canciones y no por una fecha de composición. Nuestro repertorio es atemporal. Hay situaciones en las que tenés que tocar determinado tema, pero siempre fuimos bastante antipopulares al tomar decisiones. Nuestro objetivo no fue ser populares a cualquier costo, sino defender lo que sentimos. Agujero interior (1983), que nos lanzó a la popularidad, era más rock, más elemental en un punto. Y al siguiente cambiamos todo... con Relax (1984) dimos un giro de 180 grados, con máquinas.
–¿Cómo conviven con el mote de “modernos” del origen y la nostalgia natural que implica seguir tocando luego de 25 años?
–Nunca nos denominamos modernos, aunque para la prensa tenía su lógica, porque aparecimos como un grupo innovador. Lo fundamental es marcar que en estos 25 años siempre vivimos el mañana..., hoy estamos en una sala diez horas por día y entusiasmados. Siempre miramos adelante. Si no hay un objetivo no podés seguir tocando. Ahora vamos a tocar ocho canciones nuevas del próximo disco, sucesor de Nueve (1998).
–¿Cómo rescata la figura de Federico hoy, a 15 años de su muerte?
–Tengo un gran respeto por él desde lo humano y lo artístico. Soy testigo de su absoluta entrega con el laburo, de su rectitud como persona, de su creatividad, su locura y su mal carácter. Siempre fue un ejemplo.
–¿La banda lo vive como una falta o como un ejemplo?
–Ni una cosa ni la otra. Es un ejemplo como persona, pero no funciona como un gurú para el grupo. Yo soy bastante pragmático porque la vida me llevó a ser así. Soy de dar vuelta la página, aceptar la realidad y mirar para adelante. Federico falleció y el grupo, hoy, vive otra realidad.