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Una silla, un micrófono, un escenario de dos por dos y alambre tejido circundándolo, como en una prisión. Eso sólo le basta a Roger Guenveur Smith y Spike Lee para recrear, con enorme intensidad, la vida, pasión y muerte de Huey P. Newton, líder de los Panteras Negras, la organización que allá por los calientes 60 y 70 cuestionó el poder del hombre blanco en Estados Unidos. Filmación en video digital del unipersonal del mismo título –escrito, dirigido e interpretado por su amigo por Smith–, A Huey P. Newton Story, de reciente estreno en Estados Unidos, entronca directamente con el corazón más político de la obra de Spike Lee y bien podría formar un díptico con Malcolm X, ese otro adalid de la causa negra. En su breve paso por Buenos Aires, llegó el martes y se va hoy, Smith está presentando A Huey P. Newton Story en persona, dialogando abiertamente con el público, antes y después de cada función y recurriendo a un fluido castellano, que aprendió, de boca de amigos latinos, en las calles de California. Incluida en la sección “Panorama”, A Huey P. Newton Story, la película más reciente de Spike Lee, forma parte de la programación del IV Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Planteada por fuera del circuito comercial, grabada en sólo tres días de rodaje y en medio de una gira, A Huey P. Newton Story no podría estar más lejos del “teatro filmado”. Doce camaritas digitales grabando simultáneamente, y proyecciones sobre un fondo negro a espaldas del actor y del público, le permiten a Lee condensar, dentro de ese reducidísimo espacio-tiempo, el ascenso y caída de una utopía revolucionaria, desde mediados de los 60 hasta fines de los 80.
Aunque su nombre no permita ubicarlo fácilmente, Smith es uno de los más frecuentes colaboradores de Spike Lee, junto a quien trabajó en siete películas a la fecha. En Haz lo correcto, Guenveur Smith era aquel predicador aparentemente extraviado, que iba por la calle portando las fotos de dos emblemas aparentemente irreconciliables: el combativo Malcolm X y el pacifista Martin Luther King. Cerrando el círculo, o abriéndolo quizás una vez más, en A Huey P. Newton Story las imágenes y la palabra de ambos forman parte de una polifonía de voces propia de la cultura afroamericana, desde el blues hasta el rap y desde James Brown hasta Amadou Diallo, inmigrante antillano asesinado en 1997 por la policía neoyorquina.
–¿Quién fue Huey P. Newton?
–Fue uno de los fundadores de los Panteras Negras, allá por 1966, cuando tenía apenas 24 años. Siguiendo el ejemplo de Malcolm X, y con la revolución cubana y los movimientos de liberación africanos por referentes, Huey y otros llegaron a la conclusión de que era necesario defenderse de la supremacía blanca, amparándose en el derecho que da la constitución norteamericana para la portación de armas. Cuando percibieron el crecimiento de la organización, el FBI y la CIA lanzaron un operativo de desestabilización, que incluía maniobras de infiltración. En 1970, Huey fue acusado de asesinar a un policía –cargo que jamás se pudo probar– y debió purgar tres años en prisión. Sospechando un posible atentado, tras salir de la cárcel se mantuvo otros tres años oculto. Para mediados de los 70, los Panteras Negras habían dejado de existir como tales. Huey, ganado por el dolor y la frustración, se volvió adicto y terminó asesinado por un dealer, en 1989.
–En la película aparece como un tipo lucidísimo, capaz de enjuiciar el sistema capitalista pero también de autocriticarse severamente, reuniendo en sí la condición de militante y la de teórico.
–Tanto Spike como yo coincidimos en que no se trataba de un santo, pero tampoco el gangster que los medios querían hacer creer. Era un tipoconsciente de la situación de los negros en una sociedad capitalista y decidido a rebelarse. Pero también sabía que corría peligro de convertirse en algo parecido a un espectáculo de circo, para consumo de un público que deposita en la figura del líder aquello que no se atreve a ser.
–El protagonista de A Huey P. Newton Story apela a una metáfora, la del tonto y los freaks, para aludir a esa encerrona.
–Esa metáfora viene del tema favorito de Huey, “La balada del hombre flaco”, de Bob Dylan (esa que habla de Mr. Jones) y por eso la incluimos en una escena clave. En ese tema, Dylan alude al tonto (geek), que representa el papel de animador (entertainer) ante los freaks de la audiencia. Huey traslada esa metáfora a la política, haciéndose cargo del carácter de “personaje” que sus seguidores y los medios le atribuyen, pero cuestionándolo a la vez.
–Al hacerlo, Newton cuestiona a quienes lo rodean.
–Efectivamente, el Huey de nuestra obra interpela y provoca al público, apelando al sistema de “llamada y respuesta” típico de las celebraciones religiosas del sur, de donde provenía. El Huey de nuestro espectáculo, fijado a esa silla que representa la imposibilidad de escapar de su rol, se comporta como predicador (su padre lo había sido), poeta oral, stand-up comedian y también como quien se confiesa en público. Pensamos la puesta en escena como si se tratara de un interrogatorio, con el público funcionando como jurado. Pero Huey se las ingenia para hacerles ver su papel de participantes pasivos.
–Debido a una serie de referencias contemporáneas y deliberados anacronismos, A Huey P. Newton Story parecería transcurrir hoy mismo. ¿Qué clase de herencia deja Newton, en relación con el presente de la comunidad afroamericana?
–Lo que reclamaban los Panteras Negras era un cambio de sociedad, que permitiera al hombre afroamericano tener condiciones de vida dignas, tanto en términos de trabajo como de vivienda, educación, salud y alimentación. Basta ver el mundo contemporáneo, ya no sólo los Estados Unidos, para darse cuenta de que esas necesidades básicas siguen sin respuesta. Y eso bien lo saben los argentinos.
A Huey P. Newton Story se proyectará mañana a las 20 en la sala 8 del Hoyts-Abasto, y el domingo a las 18.45, en la sala 7.