ESPECTáCULOS › JOSE PABLO FEINMANN PRESENTO “ESCRITOS IMPRUDENTES”
Nuevo manual de perdedores
El escritor, acompañado por Patricio Contreras, llamó en la presentación en la Feria a “unir nuestros destinos individuales en la búsqueda de un destino colectivo”.
Por Silvina Friera
El entramado de ensayos y narraciones reunidos en Escritos Imprudentes, presentan el sello inconfundible del humor y el sarcasmo al que suele apelar el escritor José Pablo Feinmann para analizar la realidad argentina. Editado por Norma, en el libro se despliegan como un abanico (o “manual de perdedores”, según lo define el autor, apelando a la novela de Juan Sasturain) los artículos periodísticos publicados entre 1997 y 2002 en la contratapa de Página/12, Radar y Radar libros, entre otros medios. A través de las 583 páginas, el escritor invita a reflexionar y reírse sobre los destinos inciertos, el horizonte y el abismo, en un país donde el vértigo de los acontecimientos atenta contra la esencia del pensamiento. “Hay una bronca y furia muy grande contra la clase política argentina porque se ha privatizado a sí misma, pasó de representar al pueblo, que la había elegido, a representarse a sí misma. Se venden al mejor postor, que en Argentina es el poder económico. Nosotros no votamos a los políticos, sino a testaferros representantes del poder económico”, subrayó el escritor, acompañado del actor Patricio Contreras, encargado de leer algunos de los escritos más representativos del libro como El país de los boludos, quizás el que marca una de las condiciones más dolorosas del “ser argentino”.
“Los políticos se han transformado en una oligarquía, en un gobierno de unos pocos. Cuando van al Congreso hacen shows. Creemos que lo que resuelven lo hacen en las bancas y, en realidad, los arreglos se hacen de manera privada. Después ejecutan la representación”, precisó Feinmann, que recordó un artículo de Cornelio Castoriadis, “¿Qué es la democracia?”, para ejemplificar estas conductas: “Castoriadis niega la existencia de la democracia capitalista liberal porque la clase política se aísla y termina entregándose al poder económico –señaló–. Nosotros tenemos políticos que dialogan con los banqueros, con el Fondo Monetario y tratan de conseguir la mejor tajada para ellos”. Uno de los aspectos que más destacó fue la “dialéctica de la clase media”, que durante años no advirtió que su horizonte era también el de los pobres. “Bajo este sistema, el destino de la clase media es seguir el de los pobres, no hay un destino diferenciado. De este modo, la clase media, muy lúcidamente, desde las jornadas del 19 y 20 de diciembre comenzó a sentir que su futuro está unido al de seres que detestaba, que llamaba negros, como los piqueteros, que había un solo destino, el de ser excluidos por este sistema.”
Y nada mejor que la voz de Patricio Contreras para darle mayor intensidad a “Pompa y Circunstancia”, un artículo que desmenuza las múltiples aristas del ascenso al poder, cómo corrompe y modifica el comportamiento y el lenguaje de la clase política argentina, solemne y exhibicionista hasta la náusea o el hartazgo, o como certeramente sintetiza Feinmann: “Todo esta gestualidad del poder es nefasta”. Además, de Escritos..., Feinmann acaba de publicar (también por Norma) una obra de teatro, Sabor a Freud, que se estrenará el próximo 9 de mayo en el Multiteatro, con las actuaciones de Ulises Dumont y Luisa Kuliok, dirigidos por María Julia Bertotto.
Para el escritor, “El dedo en el culo”, escrito 3 días antes de los acontecimientos de diciembre, es un texto que busca el supremo momento de la humillación. “Una de mis hijas estaba en la asamblea de Parque Centenario y un chico se le acercó y le pidió que me dijera que 3 días después de haber leído ‘El dedo...’, los vecinos se empezaron a organizar en el barrio”, comentó Feinmann. El texto termina con una frase de la novela El Farmer, que Andrés Rivera pone en boca de Juan Manuel de Rosas: “Demoré una vida en reconocer la más simple y pura de las verdades patrióticas: quien gobierne podrá contar, siempre, con la cobardía incondicional de los argentinos”.
“La única manera de superar esta cobardía incondicional es unir nuestros destinos individuales en la búsqueda de un destino colectivo”, aclaró el autor de La sangre derramada. “La clase obrera argentina ha devenido piquetera porque al no ser una sociedad de la producción genera desocupados que encuentran en la protesta su propia dignidad”, explicó Feinmann. “Las utopías garantistas murieron. Lo que no puede morir nunca es la actividad práctica del sujeto que quiere comenzar a crear verdades alternativas. La historia está abierta. El triunfo no está asegurado”, concluyó el autor.