ESPECTáCULOS › TELEVISION
Dos series que marcaron a fuego la televisión de Estados Unidos
La señal I-Sat estrena en mayo “El ansia” y “Homicidio: vidas en las calles”, realizadas por Barry Levinson y Ridley y Tony Scott.
Por Emanuel Respighi
A fines de la década del `80, un grupo de directores consagrados en el mundo del cine se abrió paso a la otra pata central de la industria estadounidense del entretenimiento: la televisión. Docenas de cineastas intentaron capitalizar la masividad de este medio dando sus primeros pasos como productores o realizadores de series, en busca de nuevas experiencias creativas. Y de dinero fresco. Hoy es normal que Steven Spielberg produzca televisión, pero por entonces sonaba casi a desafío. Barry Levinson (director de Rain Man, Vida bandida, Acoso sexual y Bugsy,) Ridley Scott (Blade Runner, Los duelistas, Aliens y Thelma y Louise) y su hermano Tony Scott (Marea roja, El fanático, Top Gun) fueron algunos de los nombres más resonantes en ese proceso. Algunos de sus mejores trabajos en el terreno llegan ahora a la televisión argentina. La serie policial “Homicidio: vidas en las calles”, de Levinson, y “El ansia”, un experimento en el que confluyen con igual intensidad el erotismo y lo sobrenatural, firmado por los hermanos Scott, están a punto de desembarcar en I-Sat, que con mayo renueva parte de su programación. “Homicidio...” irá desde mañana, de lunes a jueves a las 20. “El ansia” se verá todos los viernes a las 23.
El programa producido por Levinson hizo historia: se mantuvo con éxito en la televisión estadounidense durante siete temporadas ininterrumpidas (1993-1999), a lo largo de las cuales fue distinguida con cuatro premios Emmy. Bastante colaboró en eso el desfile de estrellas de cine que Levinson logró como un modo de sorprender a los fans de la oscura temática de su programa. Robin Williams, Kathy Bates, Elijah Wood, John McNaughton, Vincent D’Onofrio, Steve Buscemi, Peter Medak y Giancarlo Esposito, entre otros, pasaron por distintos capítulos. El capítulo que mañana marcará el debut de la serie en las pantallas argentinas se llama “Gone for Goode”, fue filmado por Levinson protagonizado por Daniel Baldwin, Giancarlo Esposito, John Polito y Michelle Forbes. El episodio, por el que Levinson ganó un premio Emmy como mejor director de serie dramática, sirve como introducción para comprender el posterior desarrollo de la serie, ya que presenta las relaciones que se entablan entre los miembros del grupo policial.
Centrándose en la vida diaria de los agentes de la división Homicidios del Departamento de Policía de Baltimore, la serie puede leerse como una denuncia de los modus operandi de los uniformados. La División tiene algunas características que la hacen única y explican, en parte, su crudeza. En un pizarrón gigante colgado en la central figura el nombre de cada detective y el de sus víctimas, formando una especie de “índice de eficiencia”: si el caso fue resuelto, el nombre aparece en negro, de lo contrario, el rojo es el color que designa a los casos aún abiertos. A su vez, dada la enorme cantidad de homicidios, la adjudicación de los casos responde más a una cuestión azarosa que profesional: cae en manos del detective que atienda el teléfono en primer lugar.
“El ansia”, por su parte, es un ciclo de unitarios, con historias autónomas. Su atractivo está en el modo en que lo prohibido y lo cotidiano se amalgaman en las vidas de los extraños personajes recreados en cada capítulo de media hora de duración. Inspirada en la película de nombre homónimo que Tony Scott dirigió en la década del `80, la serie recrea el espíritu gótico-dark del film de vampiros protagonizado entonces por los bellos y eternos Catherine Deneuve y David Bowie. “Las espadas” es el título del episodio que abrirá la serie. Protagonizado por Balthazar Getty y la bella Amanda Ryan, el capítulo introduce a los espectadores en un universo de misterio y suspenso a partir de una historia compleja. Una prostituta, cuyo cuerpo está resguardado por un extraño hechizo que lo hace inmune a cualquier herida, se enamora de un joven drogadicto que le hará un daño irreparable.