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Juan Gelman, o mejor dicho su obra, está bien representado en esta Feria del Libro, pero resulta difícil seguir el tren de sus múltiples ediciones. Ahora, una buena noticia para sus lectores incondicionales: en la Feria se consigue una nueva antología del poeta, publicada recientemente en México bajo el título Pesar todo. Se trata de una edición bellamente cuidada, que publicó el Fondo de Cultura Económica. Tiene más de cuatrocientas páginas, con tapa dura, seleccionada y prologada por Eduardo Milán, poeta uruguayo también residente en México. Milán afirma que esta poesía “es un concentrado de memoria, experiencia y conciencia (...) Gelman siempre creó las circunstancias, desde el lenguaje, para que el poema pudiera hablar de lo político. Lo político, entonces, no como ingrediente temático sino como acontecimiento dentro del poema”.
La disponibilidad de libros de Gelman no es ajena a una realidad: no es fácil seguir un registro bibliográfico del poeta, sobre todo en la última década. Esto, por la cantidad de libros suyos aparecidos casi simultáneamente en Latinoamérica y Europa, y por su manera de presentarlos, a veces reuniendo en un nuevo libro varios anteriores, sin pasar a conformar antologías. Otra variante son aquellas obras suyas que juegan como selección de otros libros. Es el caso de Tantear la noche, edición de sólo 400 ejemplares aparecida en España en 2000, armada con poco más de un 15 por ciento de los textos de Valer la pena. Este último libro fue presentado por Gelman a fines del año pasado, un texto de alto voltaje imaginativo. Ahora, Pesar todo, la nueva compilación del poeta nacido en Villa Crespo, viene a sumarse a una decena de antologías propiamente dichas y en español. Sólo en algunas la selección estuvo a cargo del mismo autor.
Dos ejemplos son En abierta oscuridad y Gelman, antología personal, editadas ambas en México y Buenos Aires en el mismo año de 1993 y que reflejan el criterio de elección del autor. En el último de los libros citados, Gelman anticipa: “He reunido aquí en orden cronológico poemas pertenecientes a libros que aparecieron entre 1962 y 1988. La voz seguramente cambia, pero las obsesiones no: el amor, la niñez, la revolución, el otoño, la muerte, la poesía, siguen sumiéndome en la abierta oscuridad de su sentido, obligándome a buscar respuestas que nunca encontraré”. Una de estas once antologías de Gelman, que pasó prácticamente desapercibida para críticos y lectores argentinos debido a complejos sistemas de distribución y difusión, es En el hoy y mañana y ayer, editada por la Universidad Autónoma de México (UNAM) en 2000.
Es así que coexisten en México dos antologías voluminosas de Gelman –mediando entre una y otra un breve lapso de menos de dos años– que se diferencian por el material incluido, ya que en relación al total seleccionado es escaso el porcentaje de textos que se repite.
“Valer la pena salió en México y en estos días va a salir en Madrid. También en España se está por reeditar De palabra, una antología que reúne casi todos los libros que escribí en el exilio”, señaló el escritor. “En Francia, dos editoriales acaban de traducir y editar Carta a mi madre por un lado, y por el otro un volumen que reúne tres libros: Salarios del impío, Dibaxu e Incompletamente. En un par de meses saldrá en Zurich una antología en alemán y hacia octubre la traducción a ese idioma del libro Citas y comentarios”, enumeró el Premio Juan Rulfo de Literatura. Además de Milán, otros escritores prologaron libros de Gelman, acompañando su aventura poética. Le correspondió a Raúl González Tuñón escribir un lúcido prefacio para su primer libro Violín y otras cuestiones, de 1956. Otros prologuistas fueron Mario Trejo y Julio Cortázar, el cubano Víctor Casaus y los mexicanos Evodio Escalante y Eduardo Hurtado.