ESPECTáCULOS › EN LA CEREMONIA DE LA ACADEMIA DE HOLLYWOOD, MILLION DOLLAR BABY OBTUVO EL OSCAR A LA MEJOR PELICULA
Eastwood ganó la pelea por el cielo
El cineasta se llevó también el galardón al mejor director, después de que “El aviador”, de Martin Scorsese, acumulara todos los premios técnicos. El uruguayo Jorge Drexler dio la nota al obtener la estatuilla por su canción “Al otro lado del río”.
Clint Eastwood fue el gran ganador de la noche de Hollywood. Aunque El aviador, de Martin Scorsese empezó alzando la mayoría de las once estatuillas de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood a las que aspiraba, la batalla final se dirimió a favor de Million Dollar Baby, que obtuvo el Oscar a la Mejor Película y al Mejor Director.
El cantautor uruguayo Jorge Drexler fue la gran sorpresa de la noche, al consagrarse con la estatuilla a la mejor canción, por su tema Al otro lado del río, de la película Diarios de motocicleta. La canción es la primera en habla hispana en ser nominada en la fiesta de los Oscar. Y como Drexler no pudo subir a cantar su propio tema al escenario del Kodak Theater (los organizadores eligieron una versión a cargo de Antonio Banderas y Carlos Santana), el uruguayo aprovechó sus 27 segundos de agradecimiento para cantar a capella la primera estrofa.
La noche había comenzado con una ovación de pie para Chris Rock, el nuevo animador que se consiguió la Academia para darle audiencia masiva a la ceremonia, considerando que es uno de los comediantes más populares de la televisión estadounidense y reconocido particularmente por su humor irreverente. Su monólogo inicial intentó estar a la altura de esa fama de transgresor, disparando a diestra y siniestra. “Esta noche tenemos cuatro actores negros nominados... podemos hacer entonces un poco de música”, ironizó respecto de los estereotipos con los que Holly-
wood encasilla a los intérpretes afroamericanos.
Después, Rock se burló de algunas estrellas, entre ellas el británico Jude Law (“Ya hizo de todo, incluso de gay, sólo le falta hacer de negro”), pero su diatriba ganó voltaje cuando se refirió a la significativa ausencia de Fahrenheit 9/11, el documental de Michael Moore, de la lista de candidaturas. Ahí, Rock aprovechó para aludir a George W. Bush y hablar en serio: “Este hombre no tuvo mejor idea que empezar una guerra tan lejos de casa cuando tenemos tantas deudas acá en nuestro país. No es una buena idea, ¿no creen?”, preguntó, y recibió como respuesta un aplauso cerrado, antes de pasar a burlarse de La pasión de Cristo: “Fue divertida, ¿no?”, ironizó.
A los 23 minutos de iniciado el show, la platea volvió a ponerse de pie para saludar el Oscar al mejor actor secundario para Morgan Freeman, por Million Dollar Baby, que aprovechó para agradecer muy especialmente a su director, Clint Eastwood. Media hora después, Cate Blanchett, consagrada mejor actriz secundaria por su composición de Katharine Hepburn en El aviador, también hizo lo propio con su realizador, Martin Scorsese.
Entre ambos premios, Robin Williams, que subió al escenario del Kodak Theater de Los Angeles para entregar la estatuilla al mejor largometraje de animación (que fue para Los increíbles, un número puesto), se salió con la suya. Como los productores del show no le dejaron cantar una parodia contra aquellos que acusan a los dibujos animados de Bob Esponja de fomentar la homosexualidad, apareció con una significativa mordaza en la boca. “Les da miedo decir que Olivia (la novia de Popeye) es anoréxica. Dice mucho del estado de nuestro humor”, había declarado unos minutos antes en la alfombra roja. Y arriba del escenario no cantó, pero se las ingenió para hacer una serie de bromas cáusticas (que el subtitulado de TNT omitió) acerca del inquietante avance de la discriminación que sufren últimamente las minorías gay y lesbiana en los EE.UU.
Por su parte, Rock contraatacó también contra la Academia con un video registrado hace unos días atrás, en un multiplex cualquiera de Los Angeles, bien alejado de las galas del Kodak Theater. Y allí, entrevistando supuestamente al azar a espectadores varios, mayoritariamente negros y repletos de gaseosas y popcorn, descubrió que casi ninguno había visto los principales films nominados. Ni siquiera sabían de su existencia.
Para equilibrar la balanza de Rock, el presidente de la Academia de Hollywood, el veterano realizador y productor Frank Pierson, salió muy serio al escenario y le dedicó todo un discurso a las tropas estadounidenses estacionadas en Irak. “Esperemos que regresen sanos y salvos a casa y que cada vez que vean una de nuestras películas se sientan, por un par de horas, más cerca nuestro”, sentenció con una solemnidad patriótica, antes de dejar lugar a Al Pacino, que presentó el premio a la carrera “por sus brillantes servicios al arte cinematográfico” para Sidney Lumet.
Afuera, un tímido sol logró borrar de la alfombra roja el ambiente húmedo que aún persiste de la peor temporada de lluvias que ha vivido Los Angelesen su historia. Y tampoco podía faltar la polémica. Desde el cielo, dos avionetas aprovecharon la celebración de los Oscar para protestar contra la política del gobernador de California y actor, Arnold Schwarzenegger. Por tierra, muchos de los 1600 invitados de lujo a la ceremonia, entre ellos el español Antonio Banderas, Tom Hanks, Salma Hayek o Al Pacino, alternaron sus galas con un brazalete de goma blanco en el que se leía “One”, un recordatorio de la lucha contra el sida y la pobreza.