ESPECTáCULOS › “TINTIN ET MOI”, FASCINANTE
DOCUMENTAL DEL DANES ANDERS OSTERGAARD
Hergé, el controvertido genio del comic
La sección “Personas y personajes” se abre con un retrato en profundidad del polémico autor de Tintín, un héroe fundacional de la historieta europea moderna. También se verá un film sobre las aficiones artísticas de Pinochet.
Por Martín Pérez
Unos treinta y cuatro años atrás, un joven aspirante a periodista llegó a Bruselas con la intención de realizar unas entrevistas con los historietistas de la ciudad, que por entonces era decididamente la capital europea del comic. Tal vez el más famoso y evasivo de ellos era el reverenciado –y también polémico– Georges Remí, mundialmente conocido como Hergé, autor de Tintín, un personaje casi fundacional para la historieta europea moderna. Para sorpresa de Numa Sadoul, el joven entrevistador en cuestión, Hergé no sólo accedió a darle una nota en aquella mañana de 1971, sino que sus reuniones –grabador por medio– terminaron extendiéndose durante cuatro días. A partir de esas cintas, Sadoul publicaría, cuatro años más tarde, un libro titulado Tintin et moi (1975), un título traducible como Tintín y yo. Y es a partir del audio de esa extensa entrevista, en su momento cuidadosamente corregida (y expurgada) por el mismísimo Hergé, que el realizador danés Anders Ostergaard construyó su propio Tintin et moi (2004), un fascinante documental que se sumerge en el mundo del creador de una historieta que aún hoy, a más de dos décadas del fallecimiento de su autor, sigue vendiendo un promedio de tres millones de ejemplares por año en todo el mundo.
Exhibida también el mes pasado en el Festival de Mar del Plata, Tintin et moi es la cuarta película de un documentalista que, antes de dedicarse a la historieta, investigó sobre el apartheid sudafricano en Gensyn med Johannesburg (1996) y sobre la desidia de la industria farmacéutica en Malaria! (2001). Pero fue The Magus (1999), un trabajo sobre un músico de jazz danés, la película que le ganó la confianza de los herederos de Hergé. “Creo que ayudó el hecho de que a partir de esa película se dieron cuenta de que lo que me interesaba eran las obras de arte, no el deseo de desnudar o exponer a una celebridad”, explicó en su momento Ostergaard. “Y probablemente también fue importante que no fuese ni belga ni francés.” A pesar de elegir un punto de vista alejado de las polémicas alrededor de la figura de Hergé, cuyas primeras historietas sostienen visiones racistas (Tintín en el Congo) y rabiosamente anticomunistas (Tintín en el país de los soviets, que estuvo durante mucho tiempo sin reeditar) y que incluso fue arrestado por colaboracionista durante la liberación de París en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, la película de Ostergaard no le escapa a ningún tema.
“Lo importante era permitir que el espectador observase toda esa historia desde el punto de vista de Hergé”, explica Ostergaard, que contextualiza todos y cada uno de los momentos artísticos de un autor muy vinculado en sus comienzos a una fracción fascista de la Iglesia Católica belga. Así es como Tintin et moi explica la evolución artística de Hergé en sincronía con la tragedia de su época, señalando aquí y allá claves que permitirán al lector de su obra disfrutar más de la misma. O, al menos, poderla ver con otros ojos. Pero, más allá de la cronología más polémica, lo más interesante de Tintin et moi tal vez esté en las revelaciones internas del arte de Hergé, ese ingenuo boy scout que irá liberándose hasta identificarse con el efusivo y quejoso Capitán Haddock. La clave está en Tintín en el Tibet, un álbum cargado de significados, que Hergé dibujó mientras estaba en crisis por haberse enamorado de una dibujante de su estudio, veinte años más joven que él. Y la liberación llega con Las joyas de la Castafiore, una graciosa y atípica historia de Tintín, en la que Hergé le confiesa a Sadoul que, de alguna manera, se estaba burlando de su por entonces ex mujer, secretaria en su momento del líder de aquella fracción fascista de la Iglesia Católica belga.
Narrada por el propio Sadoul desde el presente, y guiada por la grabación de aquel añejo reportaje, Tintin et moi es un delicioso documental, fundamental para los fanáticos e iniciático para el resto del público. Su exhibición dentro del Bafici se realiza como parte de la sección documental “Personas y personajes”, que incluye también trabajos sobre Paco Urondo, Edward Said o Fabián Polosecki (La vereda de la sombra). La gema bizarra de la sección tal vez sea Pinochet y sus tres generales, de José María Berzosa, un sorprendente y curioso documental (exhibido en el Marfici, a fines del año pasado) que compagina el material reunido por un equipo periodístico español durante un viaje a Chile a fines de los años setenta. La banalidad del mal se exhibe en toda su plenitud en una serie de aparentemente inocuas entrevistas con la junta de gobierno militar, en la que sus integrantes hablan de literatura, música, filosofía, pintura y definen la felicidad, acompañados por sus familias, construyendo un contundente retrato de época. Y del totalitarismo, más allá de los cuarteles y los despachos.
Tintin et moi se verá hoy a las 17 en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, mañana jueves a las 14.15 en el Hoyts 10 y el domingo 24 a las 12 en el Cosmos.
Pinochet y sus tres generales va hoy a las 11.45, el viernes 15 a las 19.45 y el domingo 17 a las 15, siempre en el Hoyts 11.