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El Encuentro Argentino de Danza, que contó con la participación de grupos e intérpretes de las ciudades de Santa Fe, Rafaela, Rosario y Buenos Aires, instaló en la capital santafesina la idea de que la danza “es mucho más que bailarinas con tutú”, en palabras de Luis Novara, coordinador del área de cultura de la Universidad Nacional del Litoral, entidad a cargo de la muestra. Ya desde el año pasado, la voluntad de incentivar la formación de intérpretes y espectadores en las últimas tendencias de las artes del movimiento motivó a Margarita Bali, Susana Tambutti y Diana Szeinblum a dirigir sendos seminarios teóricos y prácticos. Ahora, en los tres días que duró esta primera edición del encuentro, un total de seis espectáculos y cuatro coreografías reflejaron diversas modalidades de cruce entre la danza contemporánea y el teatro. Desde el roce sutil entre ambas disciplinas hasta una interrelación más intensa y jugada. La presentación de Ars higiénica, del grupo La Fronda, aportó un acabado ejemplo del caso inverso, de cuando el teatro va al encuentro de elementos que tradicionalmente pertenecen al área del movimiento. Porque así como la danza desde principios del siglo XX intentó restituir la unidad expresiva que conformó en sus inicios junto al teatro –con Isadora Duncan a la cabeza–, por la misma época también el teatro buscó desarrollar el gesto físico y la sincronización, como hicieron Meyerhold y Gordon Craig, o la abstracción, como en el caso de Antonin Artaud.
En este encuentro se vieron buenos trabajos, como Myopía, de Gerardo Litvak; Proyecto Seix, de Marcelo Allasino; En defensa de, del uruguayo Santiago Turenne; Seguimos, del grupo Rodante Proyecto, y A propósito de nada, de María Laura Citta. En Sobre la espina, la rosarina Ana Varela, calzada con anchos zapatos abotinados, reacciona ante sensaciones ligadas a la maternidad y el sexo. En la destacable Quiero ser tú mismo, de Carlos Casella, por la Compañía que dirige Roxana Grinstein (Departamento de Artes del Movimiento María Ruanova), los personajes surgen de la acción de fumar mientras se baila, o del andar descalzo, pero como si lucieran tacos altos. Otros aportes fueron los del grupo santafesino Res, dirigido por Juan Berrón, con Estoy como puedo; el de la compañía La Pequeña Nacional que dirige Silvina Grinberg, con El escondido, y la mencionada Ars higiénica, donde se reflexiona con humor acerca de la represión del comportamiento natural y la pérdida de la individualidad a partir de un manual de urbanidad y buenas costumbres editado en 1853. En su fervor ilustrativo, los buenos modales en la mesa se ejemplifican bajo la forma de una rigurosa partitura gestual, tan precisa y rítmica que logra hacer del teatro una danza de contrastes.