ESPECTáCULOS › LA TRASTIENDA DE “TV REGISTRADA”, CONTADA POR SUS REALIZADORES
“El archivo aniquila el doble discurso”
Detrás de las figuras –Fabián Gianola y Claudio Morgado– se cocina el ciclo más irónico de la televisión actual. El equipo de producción pasa horas buscando imágenes y declaraciones contradictorias para definir el estilo del programa: “No nos interesan ni el blooper ni el gag físico”, dicen.
Por Julián Gorodischer
Hay quien dice, en la casona de Belgrano, que la esencia de “TV Registrada” (lunes y jueves a las 22, por América) es el visualizador. Léase: joven argentino que se deposita ocho horas diarias frente a la pantalla, detecta fallidos y contradicciones y elabora un informe de todo lo visto. Como para que no queden dudas, apenas se abre la puerta de “Pensado para Televisión”, la productora independiente de Diego Gvirtz, la mirada se topa con los nueve elegidos que cumplen uno de los dos turnos de este día. Allí están, en el ingreso, en el comienzo de todo, fija la mirada en un monitor, fieles al mandato que guía a la raza más extendida de la tele, en el programa de archivo o en el reality show: “No deberás comerte nada”.
Todo visualizador conoce desde el vamos su destino. El novato recibe un programa grabado o un noticiero, y al experimentado se lo recompensa con una pieza codiciada, caliente, que podría nutrir una emisión entera del ciclo conducido por Fabián Gianola y Claudio Morgado. “Intrusos”, “Rumores”, “Indomables” (también producido por Gvirtz) requieren más destreza, pero a todo se llega. Paso posterior a la detección de perlas, el joven frente a la pantalla pone a prueba su talento. “Tener buena memoria es nuestro aporte creativo al programa –explica Sebastián Tauvil, experimentado–. Cuando los productores discuten el tema de la tocada de culo a Riquelme, puede llegar la pregunta: ¿Y vos, de qué te acordás? Yo ya no volví a mirar tele como antes; estoy todo el tiempo detectando contradicciones.”
En el comienzo, entonces, Tauvil revelará el secreto de su oficio: “Uno se acostumbra a estar ocho horas frente a la tele, y a no mirar como en el living. Cuando empezás, mirás noticieros hasta adiestrar el ojo; y después llegan los platos fuertes: ‘Memoria’, ‘Videomatch’, ‘Intrusos’. Lo más difícil es seleccionar la ironía, no quedarse en el gag físico, no reducirlo a sucesos penepeanos”. Aquí en la casona-productora, entiéndase por suceso penepeano a toda unidad de medida que marca la diferencia, a todo segmento incluido en el ciclo “PNP”, que opera por contraste y diseña, tal vez sin proponérselo, un manual de estilo.
En el cotejo, “Televisión Registrada” desconoce las jerarquías que otorga la fama, aniquila ese respeto cortés que tiñe las relaciones en la farándula y acentúa su radicalidad con sus dibujos animados (Tino y Gargamuza, La escuelita de los famosos). Si “PNP” prefiere un recorrido gracioso con valor de recopilación, “TVR” opone un cross a la mandíbula al sistema de estrellas. “Si tomamos el caso de Lita de Lázzari –ejemplifica Martín Moyano, coordinador de producción–, ellos rescatan un furcio o un vaso que se le resbala de las manos. Nosotros elegimos sus declaraciones sobre los desaparecidos. No nos interesa el blooper o el gag físico.”
El duelo entre enfrentados y la contradicción presente-pasado de un famoso son los dos fetiches del programa: el ojo de los productores está atento a “cualquier protagonista de la tele que hable sobre otro” –según cuentan– porque de esa polémica naciente despuntan las canciones, los duelos, los temas de la semana. La semana pasada, el eje central fue la suspensión del paro de la CGT de Hugo Moyano “por mal tiempo”, y Matías Picasso (productor-editor) llegó al clímax al haber hallado una perlita: “Encontramos a Moyano haciéndole un paro a De la Rúa, y a su gente gritando: ‘Aunque llueva no se mueve nadie...’ El archivo es nuestra clave”.
Los productores repasan la grilla, y aparecen contiendas de todo tipo. No cabe duda de que el duelo es el género favorito de las tardes televisivas pero también de “TVR”, observador cínico que considera el cruce de Gastón Trezeguet y Sander, o el de Silvia y Guido Süller, pero también el de Lanata y Barrionuevo, como una forma de belleza o fatalidad. En cualquier caso, nada podría ser más emblemático que esos gritos,insultos o golpes bajos para diseñar un retrato de la TV, un poco despiadado pero –siempre– con pretensiones de homenaje. Para someterse a las mismas reglas que impone, “TVR” se incluye en la polémica del día (“Gays contra conductores”), cuando, en el informe, se cuestionan las caricaturas que realiza Fabián Gianola. Y para desmentir la impunidad del fiscal, recibe a su crítico invitado (la periodista Liliana López Foressi, el jueves pasado), aunque cada vez sean más aduladores. “Lo ideamos para que un programa tan crítico se someta a su misma vara –cuenta Martín Moyano–, sólo que nos terminan elogiando siempre. Tal vez, nos tengan miedo.”
El efecto “abducción” parece ser inevitable: todo habitante temporario de la casona-productora es tomado, literalmente, por la tele, y la realidad se pone al servicio de la pantalla chica. En el baño, una TV Guía espera al usuario, y cada ambiente está decorado con un promedio de cinco a quince televisores. La vida se va modificando. Federico Kon, productor de contenidos, tiene a su cargo la canción de “TVR”, un momento muy esperado, y se pasa todo el día barajando distintas posibilidades. “Hay una parte de mí que está buscando todo el día que la rima sea consonante, perfecta, que Emilia Mazer pegue con Leo Rosenvazer.” Sebastián Tauvil coincide desde su lugar: “Hay una parte de mí que está buscando todo el día perlas para el programa, situaciones bizarras de la tele”. “TVR” propone, y sus hacedores no dudan en ningún momento.
Después, al terminar el día, quedarán liberados, pero ahora, el silencio es sagrado. Habla Giselle Rímolo en un programa de la tarde, y nada debería perturbar la concentración del staff. Transcripción perfecta y asociación libre. Música, rima, imitación y dibujos animados: un arsenal de recursos para vestir la historia. La doctora se defiende, y “TVR” inicia el gaste. Caen en la redada: conductores, noticieros, talk shows y chimenteros, todos juntos, como si el caso fuera la excusa para ejercer una frontal crítica al medio desde adentro, sin que la atenúen amigos de la casa o restricciones desde arriba. Y todo, casi sin decir nada, porque como dicen ellos: “El archivo es demoledor, y aniquila el doble discurso”.