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“Creo que como cantante argentina soy la más privilegiada. Porque uno de los más grandes del mundo escribió tantas canciones para mí, para que yo estrenase, y porque le gustaba cómo yo las interpretaba. ¿Cuántas minas pueden decir eso?” Amelita Baltar conoció a Astor Piazzolla cuando ella todavía cantaba folklore. Vivieron juntos seis años, entre Roma y Buenos Aires. “Un día me llamó para decirme que quería que hiciera María de Buenos Aires. Acepté porque me encantaron las poesías que había empezado a escribir Ferrer, pero hasta ese momento no tenía idea de quién era Piazzolla. Ahí dije “ah, la pucha, cómo escribe este pibe”, pero nada más. No lo dimensioné en su momento, para mí era la persona que estaba en casa, que escribía para mí y me preguntaba qué me parecía. El tiempo y andar por el mundo me hizo dar cuenta del genio que tenía al lado.” En su último cd hay una canción que alude al final de su historia de amor con Piazzolla: “El se quedó muy mal con la separación, encima estábamos en Roma y yo me vine, decía que no me podía perdonar el abandono. Pero lo mío no había sido caprichoso, fue algo que se fue decantando hasta que el amor aflojó, y para mí era insostenible la relación así”.