SOCIEDAD › LA CORTE MIRA HACIA LA IGLESIA
Divinos aliados
Por Irina Hauser
La Corte Suprema intenta a toda costa cosechar aliados. Para eso valen todas las piruetas. Ayer la mayoría menemista del tribunal cambió un posible fallo anticorralito, que desde el fin de semana inquieta al Gobierno, por otro que restringe peligrosamente las posibilidades de anticoncepción y que fue recibido con gran beneplácito por los sectores conservadores de la Iglesia. Es una resolución sin sustento científico, en la que una vez más los hombres deciden sobre la salud de las mujeres.
La Corte, jaqueada por el juicio político, hace de la especulación una prioridad y multiplica los riesgos: prohibir el uso de la llamada “píldora del día después” cercena la posibilidad de dar una solución rápida en casos de violación, favorece el embarazo adolescente, fomenta los abortos clandestinos y priva del derecho a decidir.
La lógica de la decisión antiabortista, en una causa en que el procurador general se había expedido hace ya más de un año, es similar a la del fallo de la jueza Graciela González Echeverría, que un día antes declaró inconstitucional la aplicación de la ley de salud reproductiva en la Ciudad de Buenos Aires.
No es necesario que los supremos hablen directamente con la Iglesia. Además, la bibliografía que citan para justificar una postura ideológica es la misma que se consulta en muchos círculos eclesiásticos. Como sea, la señal está enviada y la Iglesia es uno de los pilares claves de la mesa del Diálogo Argentino, donde aún el debate sobre el futuro de la Corte ha tenido poquísimo espacio. La mesa de Reforma Judicial ha propuesto que los jueces del máximo tribunal sean elegidos con participación de la sociedad civil. Eso, por lo pronto, no afecta a los ministros actuales.
Las casualidades existen, pero son pocas en la Corte. El viernes, en una ceremonia a puertas cerradas, el presidente del tribunal Julio Nazareno y el vice, Eduardo Moliné O’Connor, presenciaron la entronización de la virgen de Medjugorje, de Bosnia, también conocida como Kraljica Mira (Virgen de la Paz), adorada por miles de fieles en todo el mundo. La imagen, colocada debajo de un monumento de la Justicia, en el palacio de Tribunales, está acompañada por un una oración que rubrica la Conferencia Episcopal.