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El último año, Rago tuvo el honor de ser parte del elenco de Resistiré, la telenovela que en cierta manera modificó la narrativa tradicional y visual del género. El fenómeno que se generó alrededor de la historia protagonizada por Pablo Echarri y Celeste Cid fue enorme: el final a todo trapo en el Gran Rex fue una muestra de ello. “Resistiré fue un programa que marcó un quiebre en el género: las historias se contaron desde otro lugar”, se explaya el actor. “El otro día –continúa– me encontré con Facundo Arana y me comentó que en la novela que va a hacer este año interpreta a un tipo que se enamora de su madre, una especie de Edipo. Solamente después de Resistiré Pol-ka puede plantearse realizar una tira con ese conflicto. Eso se lo debemos a Mario Segade y Gustavo Belatti, que son tipos que se animan a hacer cosas jugadas y con calidad.”
–Ahora, ¿esta renovación en el lenguaje de la telenovela no puede disparar historias variadas que confundan en vez de enriquecer?
–Sí. Pero la presencia de Soy gitano también es significativa. De hecho, las dos novelas estuvieron muy parejas en audiencia. Soy gitano es también una muestra de algo que va a pasar en la TV: concebir productos para vender al exterior. La venta al exterior es lo que hace rentable al producto, no el éxito local. Resistiré fue muy difícil de vender afuera. En cambio, Soy gitano estoy seguro de que se vendió mejor.
–¿Se preguntó por qué habitualmente lo convocan en TV para hacer tiras o telenovelas y nunca para unitarios?
–Me lo pregunté muchas veces. Siendo honesto, creo que el problema es que soy demasiado caro para un ciclo que sale una vez por semana. Los productores me lo confesaron. Aunque, pensándolo bien, tal vez sólo sea una forma de decir las cosas (risas).