ESPECTáCULOS
El problema del público
–¿Cómo es su público?
–Es variadísimo. A mis obras las viene a ver gente que antes solamente iba al Teatro San Martín o al Coliseo, y ahora comienza a circular por otras salas, incluso las alternativas. Me parece que esta heterogeneidad forma parte de un fenómeno que también tiene que ver con los nuevos autores. Cualquiera puede disfrutar de estas obras, venga de donde sea. Y digo “cualquiera” y no todos, siguiendo a Alain Badieu, porque es un concepto que elimina el problema numérico y que nombra a gente particular, susceptible de ser capturada por una misma verdad. En cambio, el “todos” no nombra a nadie, es puro prejuicio, un concepto perimido: ninguna revolución la hicieron “todos”, la hicieron pocos, en todo caso, y fundamentalmente, cualquiera: intelectuales, analfabetos, etcétera. Así, pienso que las obras de la nueva dramaturgia son para cualquiera.