ESPECTáCULOS
Niñita perfeccionista
Rina Valderde –la primera maestra de Paloma Herrera en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, donde actualmente sigue formando a los bailarines de más corta edad– recuerda los años en que la estrella del American pasó por sus clases: “Conocí a Paloma en el ISA cuando ella tenía entre 9 y 12 años y cursaba del 1º al 4º año. Ya desde chiquitita era una primera bailarina en miniatura, excepcional, un modelo. Traía muy buena formación de su primera maestra Olga Ferri, de modo que yo apenas hice un repaso con ella y le señalé mínimos detalles. En realidad, no había mucho para decirle, pero igual ella se mostraba muy atenta. Era muy perfeccionista. En cambio, otros chicos se apuran y quieren pasar a las grandes piruetas. Paloma, no: quería pulir incluso lo más básico, la posición, los brazos, la cabecita. Ella ya mostraba dotes naturales y amor por la danza. Además de su pulcritud en la realización de cada paso, tiene posiciones muy bonitas, unos pies preciosos y mucha musicalidad. Me llena de orgullo que haya llegado donde está y que cada vez que viene a la Argentina venga a visitarme al Instituto. Con sus condiciones era imposible que no se convirtiera en primera bailarina. Ya de muy pequeña tenía signos especiales: por ejemplo, sabía peinarse ella sola. Venía a las clases bien temprano, muy arregladita con su rodete. Ponía mucha disciplina y dedicación, en un grado fuera de lo común en esta carrera tan difícil y competitiva. Era tan perfeccionista que, a veces, teníamos que calmarla. Después de una función era muy felicitada, pero ella creía que todavía podía haber estado mejor. ‘En tal parte podía haberme quedado más tiempo en equilibrio’, decía. Entonces se prometía a sí misma: ‘Para la próxima vez voy a seguir mejorando’”.