ESPECTáCULOS › LA NUEVA ERA DOMESTICA EN LA PANTALLA CHICA
Hay tareas para el hogar
Por J. G.
Y un día el tema fue la casa, y la TV se metió puertas adentro para resignificar la faena hogareña y convertirla en quehaceres chic. ¿Cuándo y cómo pasó? El filón post reality (y sus casas del encierro) lo tomó el ex canal cultural People and Arts, devenido en continuado de realities de tercera generación que descubrió el encanto de la transformación aplicada a hábitat privados e hizo el éxito Mi casa, tu casa (martes a las 20.30), a costa de una consigna rendidora: ver el antes y el después del cambio de decorado a costa de perder el control. La TV realza el living y el dormitorio, le entrega glamour e interés público; entiende que en el cajón de la mesita de luz y adentro del placard, debajo de las sábanas o en el botiquín del baño, había un mundo de bromas potenciales, una cantidad de tópicos sexuales y de higiene para convertir en espectáculo.
Así fue, y Los Invadecuartos, de MTV, lo empleó para la búsqueda de parejas. Y Queer Eye for the Straight Guy, de Sony, para volver “ciudadano” a un subnormal (junto con la transformación de look y personalidad) en el imperio del look. La nueva casa abierta post invasión de realities siempre recibe una condena previa, exige un sacrificio (dejarse investigar hasta con ¡luz ultravioleta las manchas en las sábanas!) para luego obtener el privilegio: ser televisado. Porque las casas modificadas por programas podrán mantener el mal gusto, la falta de sentido común o la impracticidad, pero se ofrecen como la escenografía ideal: acordes a la trama (románticas, sexuales, etc.), más afines al canon televisivo que al mundo. Y de pronto llega a la Argentina, a través de adaptaciones, esa extraña obsesión hogareña que, en los Estados Unidos, las sitcoms vienen reflejando desde los lejanos ’90. Aquí todo suena novedoso y sorprende el mundo monotemático de Amor mío, donde Romina Yan y Damián De Santo recrean un conflicto de quehaceres por episodio. Sus peleas y reconciliaciones tendrán que ver con el barrido o su falta, con fumar o no en la casa, poder dormir o hacer ruido por la noche, cambiar o no la disposición de la mesa ratona, invitar a extraños o privarse de ellos en un catálogo de reglas fallidas de convivencia que podría proveer embrollos hasta que el año termine.
¿Cuándo se depreció de ese modo el tema de una ficción? También en Casados con hijos (por Telefé, de lunes a viernes a las 22) vuelve con un rating promedio de 22 puntos la excusa para contar una historia que se encuentra en la faena doméstica: que ella (Florencia Peña) no cocina y él (Guillermo Francella) quiere que lo haga, que ella quiere que la atiendan y él le reclama más limpieza. La nueva era doméstica ordena lavar, planchar, cambiar el sillón de lugar y llegó a gestar hasta un canal completo (Discovery Home & Health) que reformula las leyes de la TV servicio. Aquí se aprende a pasar la aspiradora pescando in fraganti a la ama de casa modelo. A la TV le obsesionan estos nuevos interiores naturales, sin luces de estudios ni cortes comerciales, allí donde no hay calles, ni espacios públicos, ni accidentes de tránsito, ni robos, ni secuestros. ¡Este extraño paraíso de confort e inmovilidad –indican los quehaceres chic– ahora queda en el hogar!