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El recuerdo de Oski Amante

Oscar “Oski” Amante, que hizo toda la gira con Gieco como sonidista, continúa asociado hasta hoy con León, como ingeniero de sonido de su estudio de grabación, “Del Arco”. Sus recuerdos más entrañables apuntan al equipo de trabajo que se formó para esa gira. “El grupo de laburo que se formó era buenísimo”, recuerda Oski. “Eramos León, Aníbal, Bebe Carrizo en la iluminación, Pito Alvarez, Pity y Conejo García. Y a veces venía también Quaranta, porque las luces eran suyas. Yo nunca estuve en un grupo donde se tirara para adelante con tanta buena onda como en aquella gira. Además era una cooperativa, cada uno tenía su porcentaje establecido de antemano, si había guita ganábamos todos y si no había, no ganábamos. Cuando llegábamos a un lugar, bajábamos todos los equipos que teníamos, fuera para 200 personas o para 3000. Y los shows siempre salían bien, me acuerdo que cuando terminaba apagaba todo, me iba para el camarín a verlo a León y nos dábamos un golpe de taquito. Era la señal de que todo había salido bien, como diciendo ‘la hicimos de taquito’, en lugares a veces muy precarios, donde no sabías si se te iba a cortar la luz, por ejemplo.”
Este esfuerzo se correspondía con el trato que recibían. Amante recuerda: “Todo el tiempo comíamos en las casas de la gente, siempre había un asado para agasajar a León y su equipo. Y teníamos un grupo paralelo para tocar en esos asados, un trío con León, Aníbal y yo; cantábamos a tres voces, teníamos un montón de temas. Y ese fue un poco el comienzo de Oveja Negra, porque cuando León paró de laburar en el ’82, le propuse a Aníbal que armáramos un trío. Le avisamos a Willy Campins, y ahí empezamos”.
Por supuesto, una gira tan extensa también tuvo sus momentos de zozobra. “Cuando íbamos a la mina de carbón en Río Turbio, venía yo al volante porque tenía cancha para manejar en el barro, pero no conocía los códigos del Sur, parece que allí tenés que conducir siempre por la huella. Y nos metimos en una especie de charco muy profundo, se nos quedó el auto y el agua nos llegaba hasta la mitad, estábamos subidos a los respaldos de los asientos. Llovía, hacía un frío terrible, no pasaba nadie, llegó un momento que nos mirábamos y decíamos, ¿qué vamos a hacer? Hasta que en un momento apareció un camionero y nos sacó. Llegamos al show como a las 12 de la noche, muy preocupados, y estaba toda la gente esperando. Después nos contaron que ese tipo de percances era muy común y los shows siempre empezaban tarde.”
En el Norte, los problemas eran de otro tipo. “Cuando estuvimos en la mina Aguilar, en Jujuy, faltaba el aire, está como a 4000 metros de altura. León cantaba con tubos de oxígeno sobre el escenario, entre tema y tema iba y se daba un ‘saque’ de oxígeno, para poder seguir cantando.”

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