ESPECTáCULOS

Radiografía de un show

Los conciertos de The Whites Stripes están rodeados por un halo de intriga. Nadie, ni siquiera la producción del evento ni sus colaboradores, sabe sobre el repertorio hasta la ejecución del mismo. Sólo Jack y Meg White. A lo sumo se pueden leer sobre el escenario o en la mesa de sonido algunas especificaciones técnicas y por sobre todo el tiempo de duración del concierto: una hora y media. Ni más ni menos. Durante su presentación en Puerto Iguazú, sustentaron principalmente su set de canciones en el precioso White Blood Cells. Además de la apertura con Dead Leaves and the Dirty Gorund, la banda creada en 1997 revisa Hotel Yorba, I Think I Smell a Rat, The Same Boy You’ve Always Know y We’re Going to Be Friends.
Quizás el álbum más desatendido es su homónimo debut, de donde tomaron su cover de One More Cup of Coffee, de Bob Dylan, y When I Hear My Name. Se hicieron con algunas joyas como la versión de Jolene de Dolly Parton y el precioso y contagioso I Just Don’t Know What to Do With Myself, de Burt Bacharach –incluido en el fantástico Elephant–. De Stijl sobresalta la preciosura Little Bird. Entre las novedades presentaron Little Ghost y el que será el primer corte de su nuevo disco, Get Behind Me Satan, titulado Blue Orchid. Meg no se hace muchas complicaciones tras la batería y Jack es el multiinstrumentista que canta, toca la viola, la mandolina y el teclado. Lo suyo es una radiografía de la música popular estadounidense de los últimos 60 años.

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