ESPECTáCULOS
Retrato de un dramaturgo
Escrita en 1922, Enrique IV fue puesta, hasta el momento, sólo tres veces en Buenos Aires: en 1927, 1955 y 1975. Su autor, Luigi Pirandello, fue un dramaturgo de gran influencia en el país entre los años ’20 y ’30, si bien el teatro independiente le dio la espalda a causa de la abierta simpatía que el autor siciliano profesaba por Mussolini. La primera de sus obras estrenada en Buenos Aires fue Seis personajes en busca de un autor –donde plantea la inversión de los códigos y la ruptura de la representación–, Así es si os parece y Cada uno a su modo, ambas en torno al relativismo del ser y el parecer. En 1927, Pirandello concretó su primera visita al país (se rumoreaba que el mismísimo Duce financiaba su gira junto a su compañía, el Teatro de Arte de Roma); fue recibido por el presidente Marcelo T. de Alvear, publicó en los principales diarios porteños y ofreció conferencias en el Jockey Club. Pero, sin embargo, la estética pirandelliana influyó en autores como Armando Discépolo (mucho le debe su concepción criolla del grotesco) y Roberto Arlt (Saverio, el cruel guarda muchas similitudes con Enrique IV, precisamente). En su segunda visita a Buenos Aires –en 1933, un año antes de recibir el Premio Nobel de Literatura–, el autor publicó artículos no solamente en La Prensa y La Nación, sino también en una revista de tirada masiva como El Hogar. Por entonces fueron muchísimas las piezas que se inspiraron en sus temas y procedimientos. Tanto fue así que, en 1937, Enzo Aloisi llamó a una de sus obras Nada de Pirandello... ¡por favor!