ESPECTáCULOS
El peronismo y Calderon
Rubén Szuchmacher anticipa su nuevo trabajo como director, dos piezas simultáneas y autónomas, con el mismo elenco en dos salas contiguas, comunicadas por una puerta intermedia. Los espectadores verán únicamente una de las dos propuestas por función. “Casa con dos puertas malas de guardar, de Calderón de la Barca, sobre uno de los escenarios. En el otro, la obra transcurre en un patio de camarines de actores que hacen una obra de Calderón, pero ubicada temporalmente en tres momentos del peronismo (1954, 55 y 56). Los mismos actores, cuando no actúan en una de las obras, están actuando en la otra”, explica el director, que decidió trabajar sobre el peronismo cuando vio por TV cómo en la asamblea legislativa uno de los diputados le gritaba a otro “gorila”. “Son dos espectáculos de una complejidad muy grande para los actores, que tienen que pasar de un espacio a otro sin contaminarlos. La idea es que nadie puede tener una mirada completa y simultánea, ni yo como director, de la Argentina”, dice. “El teatro argentino no ha desarrollado demasido el tema del peronismo, por eso intento poner en escena esta eterna contradicción argentina entre peronismo-antiperonismo. Necesito un lugar particular porque no me sirve una sala tradicional, tengo que conseguir un lugar que tenga doble entrada, con dos plateas”, subraya. La escenografía de la segunda pieza muestra dos enormes retratos de Perón y Evita. “Los peronistas están cancheros en el ‘54 y confusos en el ‘55. En el ‘56, esos personajes peronistas están de última, lo pierden todo. La sociedad por un mecanismo extraño no puede cerrar los procesos históricos”.