Hasta ahora, el escándalo de la FIFA estaba concentrado en los feos, sucios y malos latinoamericanos. Por lo menos para la Justicia norteamericana. Pero una investigación de la revista alemana Der Spiegel, que aparece en la tapa de su último número, incorpora otro capítulo europeo a la saga. Allí se asegura que la Federación Alemana de Fútbol, bajo la batuta del legendario Franz Beckenbauer, pagó 6,7 millones de euros a cuatro delegados asiáticos para conseguir la sede del Mundial 2006. Para ello, contaron con la complicidad de la también alemana empresa Adidas. La coima fue efectiva: Alemania se quedó con la organización de ese evento con 12 votos, contra los 11 que consiguió Sudáfrica.