Jueves, 12 de abril de 2007 | Hoy
Por Rene Kaës *
Desde el primer encuentro, para agruparse, los sujetos deben consensuar entre ellos cierto acuerdo inconsciente respecto de algunas representaciones que deberán forcluir, desmentir, reprimir o borrar. La constitución de un conjunto humano exige que algunas representaciones no circulen libremente. Las alianzas inconscientes se anudan en el período inicial de constitución de un grupo y se asocian a las formaciones y procesos del inconsciente ya establecidos en los sujetos que se agrupan.
Yo he distinguido varios tipos de alianzas inconscientes. Algunas son estructurantes para los vínculos y para los sujetos, como las referidas a las prohibiciones fundamentales, la renuncia a la realización directa de los fines pulsionales y el contrato narcisista. Otras tienen un fin esencialmente defensivo, como es el caso de los pactos denegativos. Algunas de estas alianzas tienen un efecto alienante y patógeno: por ejemplo, el caso de las alianzas perversas y las desmentidas conjuntas. Estas alianzas inconscientes encuentran tanto los contenidos sobre los que actúan como su energía y su motor en las representaciones que han sido conjuntamente desmentidas, forcluidas o reprimidas por los miembros del grupo.
El síntoma compartido por los miembros de un grupo o de una familia o de una pareja es a menudo testimonio y objeto de una alianza inconsciente: al mismo tiempo la manifiesta, la expresa y la vela.
Desde el comienzo de la vida psíquica y posteriormente para formar una pareja, vivir en familia o conformar un grupo para vivir en comunidad con otros humanos los sujetos se relacionan entre ellos a través de distintas modalidades. Se unen por experiencias de placer y de displacer, por apuntalamientos tempranos, según diversas formas de identificación, por resonancias fantasmáticas, por investiduras pulsionales convergentes o de signo opuesto, por las palabras que los obligan a una ley que les es común. Pero todas estas modalidades y procesos no alcanzan. Los sujetos de un vínculo deben todavía anudar y sellar entre ellos alianzas, algunas conscientes y otras inconscientes.
Una alianza es el acto por el cual dos o más personas se unen entre ellas para realizar un fin preciso, lo que implica un interés común y un compromiso mutuo entre los participantes. La función principal de estas alianzas es mantener y ajustar el vínculo, fijar los términos y las apuestas y prolongar el vínculo en el tiempo.
A partir de la clínica de la cura individual y la de las configuraciones vinculares –grupos, familias y parejas–, yo he adelantado la hipótesis de que todo vínculo intersubjetivo se constituye como un espacio de realidad psíquica inconsciente conjunta, común y compartida. Un proceso y una formación a destacar en esta realidad psíquica son las alianzas inconscientes.
Las alianzas inconscientes funcionan en todas las configuraciones vinculares. No sólo se conforman con contemporáneos; son también contratadas en nuestro nombre, antes de nuestro nacimiento, o sin nosotros, pero las heredamos y son un proceso central en la transmisión psíquica entre las generaciones.
Para enfocar el problema de la diferencia entre el trabajo analítico en grupo y el individual, es necesario definir la consistencia psicoanalítica del grupo, su status en el campo del psicoanálisis. El grupo es varias cosas a la vez: una configuración de vínculos entre sujetos, el espacio de una realidad psíquica inconsciente específica, un dispositivo utilizable en un proceso de trabajo analítico y, por último, la base de una teorización original de los procesos y de las formaciones del inconsciente que en él se producen. El grupo es una entidad psíquica específica, pero para pensar la consistencia psicoanalítica del grupo no alcanza con aplicar sin transformación conceptos del psicoanálisis construidos a partir de la práctica en tratamientos individuales. La situación psicoanalítica de grupo nos da acceso a la experiencia y al conocimiento de los procesos de articulación entre las estructuras individuales y las estructuras intersubjetivas compartidas por los sujetos de un conjunto. También el trabajo en grupo da cuenta de las condiciones intrapsíquicas e intersubjetivas de lo que yo he llamado alianzas inconscientes. Dos niveles lógicos deben aquí ponerse en relación: la lógica individual de las formaciones del inconsciente y la lógica de las alianzas inconscientes que mantienen los vínculos de un grupo. De hecho, las alianzas inconscientes organizan todas las configuraciones de un grupo y están presentes en una pareja, una familia o una institución.
En el proceso grupal, el retorno de lo forcluido o de lo conjuntamente desmentido o reprimido se produce a través de la cadena asociativa grupal, los procesos transferenciales, los síntomas compartidos, la formación de sueños.
* El autor visitará la Argentina, y entre el 16 y el 20 de abril dictará conferencias en la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. El texto publicado incluye un testimonio recogido por Miguel Spivacow, miembro de la Asociación.
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