Jueves, 12 de abril de 2007 | Hoy
EL MUNDO › VEINTISEIS MUERTOS Y MAS DE 200 HERIDOS EN ATAQUES SIMULTANEOS CON COCHES BOMBA
La ola de ataques que sacudió a la capital argelina llega apenas dos días después de que cuatro militantes islamistas se inmolaran en Casablanca y siete meses después de que los salafistas argelinos se proclamaran “vasallos” de Al Qaida. El primer ministro argelino fue testigo privilegiado de una de las explosiones.
Por Ignacio Cembrero *
Desde Argel
Varios atentados simultáneos con coches bomba causaron ayer en Argel la muerte de 26 personas e hirieron a más de 200, según un balance provisional difundido por la agencia APS. El primero y más espectacular dañó, en pleno centro de la capital, la sede de la Jefatura del Gobierno y del Ministerio del Interior, mientras que el segundo voló parte de una comisaría en el barrio de Bab Ezzouar, cerca del aeropuerto. La oleada de explosiones que ha sacudido Argel, después de que anteayer cuatro kamikazes y un policía murieran en un barrio marginal de Casablanca, ponen de relieve el recrudecimiento de la violencia islamista en el Magreb después de que, hace siete meses, los salafistas argelinos se proclamasen “vasallos” de Al Qaida y cambiasen su nombre con la bendición de Osama bin Laden.
La televisión árabe Al Jazeera informó que la rama magrebí de Al Qaida había reivindicado los atentados. La primera explosión retrotrajo a Argel a los peores tiempos de la guerra civil larvada que padeció en la década del ’90, cuyo balance de víctimas mortales oscila entre 150.000 y 200.000. La detonación se oyó en todo el centro de la ciudad y la columna de humo negro y el ulular de las sirenas de los coches de policía y de las ambulancias no dejaron lugar a dudas sobre la magnitud del atentado.
Por primera vez desde hace cuatro meses, los terroristas del Grupo Salafista de Predicación y Combate, ahora denominado Al Qaida del Magreb Islámico, habían conseguido golpear en la capital y además en un lugar estratégico. La protección civil argelina señaló que allí habían muerto nueve personas y al menos otras 36 habían resultado heridas.
No está claro si al volante del coche que estalló en ese estacionamiento tan vigilado había o no un chofer suicida. La policía ha dado a entender que fueron kamikazes lo que estamparon sus coches contra los edificios oficiales. De no ser así, su conductor tuvo que contar con complicidades para introducir su vehículo entre los encargados de la seguridad de ese enorme complejo administrativo.
En Bab Ezzouar, una barriada de edificios altos situada en el camino del aeropuerto, fueron nada menos que tres los coches bomba que estallaron. Uno hizo añicos unas instalaciones de Sonelgaz, una empresa pública eléctrica, y los otros dos destrozaron parte de la comisaría del barrio. En pleno caos, una cercana universidad fue también evacuada.
Protección civil señaló que en Bab Ezzouar los muertos se elevaban a ocho y los heridos a más de 50. En total, la violencia terrorista ha provocado la muerte en Argelia, desde principios de este año, de más de 160 personas, según datos que maneja la prensa argelina. Un tercio de ellas ha muerto en los once primeros días de este mes de abril. El pasado domingo, nueve militares cayeron acribillados en Ain Defla en una emboscada de los salafistas en cuyas filas hubo otros seis muertos.
Testigo privilegiado de la primera explosión, que se produjo ante sus ventanas, el primer ministro argelino, Abdelaziz Beljadem, se apresuró ayer a denunciar esos “crímenes tan cobardes”. Recordó, además, que la inmensa mayoría de los argelinos “aspira a la reconciliación nacional”.
Beljadem aludía así a una política de mano tendida a cambio de la renuncia a la violencia puesta en marcha en 2005 por el presidente Abdelaziz Buteflika, pero que, a juzgar por el escaso número de terroristas que han entregado las armas, no ha dado los frutos esperados.
El grueso de la lucha entre el ejército y los terroristas se desarrolla en las montañas de Cabilia. En la capital no se había producido ningún atentado desde que, el 10 de diciembre, los salafistas ametrallaron un autobús de una filial de la empresa estadounidense Halliburton. Un argelino murió y los empleados anglosajones que viajaban abordo resultaron heridos. Con anterioridad, en octubre, dos coches bomba estallaron ante sendas comisarías de los suburbios de Argel, causando tres muertos.
Uno de los objetivos de las autoridades argelinas, expuesto recientemente por Ali Tounsi, el director de la policía argelina, era blindar Argel con el despliegue de más fuerzas de seguridad. Aparentemente no lo ha conseguido. La medida anunciada por Tounsi formaba parte de un plan de erradicación del terrorismo puesto en marcha tras la aparición de Al Qaida del Magreb Islámico.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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