PSICOLOGíA › UNA DE LAS TRES PRIMERAS CAUSAS DE MUERTE EN JOVENES

“La mayoría de los suicidios son prevenibles”

 Por Hugo Cohen *

En las últimas semanas, la opinión pública estuvo consternada por las informaciones sobre suicidios o casos de adolescentes que presuntamente tomaron la trágica decisión de terminar con la propia vida. Cada día en el mundo hay, en promedio, casi 3000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 intentan suicidarse por cada una que lo consigue. El suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años. Sin embargo, la mayoría de los suicidios se puede prevenir.

Con la ayuda de expertos de todo el mundo, la OMS ha elaborado una serie de directrices (Supre) para distintos públicos llamados a tener un papel esencial en la prevención del suicidio, que se pueden consultar en más de una decena de idiomas. El comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas, tales como la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de relaciones y problemas jurídicos o laborales. Los antecedentes familiares de suicidio, así como el abuso de alcohol y estupefacientes, y los maltratos en la infancia, el aislamiento social y determinados trastornos mentales, como la depresión y la esquizofrenia, también tienen gran influencia en numerosos suicidios. Las enfermedades orgánicas y el dolor discapacitante también pueden incrementar el riesgo de suicidio. Entre los factores de protección contra el suicidio cabe citar una alta autoestima y unas relaciones sociales ricas, sobre todo con los familiares y amigos, el apoyo social, una relación estable de pareja y las creencias religiosas o espirituales.

Las tasas tienden a aumentar con la edad, pero recientemente se ha registrado en todo el mundo un aumento alarmante de los comportamientos suicidas entre los jóvenes de 15 a 25 años. Es importante reconocer que el suicidio se puede evitar, y que el hecho de tener acceso a los medios necesarios para suicidarse es tanto un factor de riesgo relevante como un determinante del suicidio. Los métodos más empleados para hacerlo son los plaguicidas, las armas de fuego y diversos medicamentos. Las restricciones del acceso a éstos se han acompañado de una reducción de su uso con fines suicidas en algunos países. Asimismo, la pronta identificación y el tratamiento adecuado de los trastornos mentales son una importante estrategia preventiva. Existen datos que demuestran que la formación del personal de atención primaria en la identificación y el tratamiento de las personas con trastornos del estado de ánimo puede hacer disminuir los suicidios entre los grupos de riesgo. Las intervenciones basadas en el principio de conexión social y el fácil acceso a la ayuda, como las líneas de ayuda y los programas de chequeo telefónico de las personas de edad, han tenido resultados alentadores.

También hay datos que indican que una cobertura repetitiva y continua del suicidio en los medios de comunicación tiende a inducir y a promover pensamientos suicidas, particularmente entre los adolescentes y los adultos jóvenes. Pero informar de manera apropiada, exacta y potencialmente útil puede prevenir la pérdida de vidas. En este sentido, se recomienda a los medios trabajar estrechamente con las autoridades de la salud en la presentación de los hechos, referirse al suicidio como un hecho logrado, no uno “exitoso”; presentar sólo datos relevantes, y en las páginas interiores; resaltar las alternativas al suicidio; proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios, y publicitar indicadores de riesgo y señales de advertencia. Asimismo, se aconseja no publicar fotografías o notas suicidas, no informar detalles específicos del método usado, no dar razones simplistas, no glorificar ni sensacionalizar el suicidio, no usar estereotipos religiosos o culturales y no aportar culpas.

Las políticas que promuevan el acceso a tratamiento por cualquier tipo de trastorno mental son un fuerte estímulo para disminuir el riesgo suicida. La Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones 26.657, recientemente sancionada en Argentina pero aún no reglamentada, es un camino prioritario para ello al promover la creación de servicios de salud mental en los hospitales generales y centros de salud.

Lamentablemente en la actualidad cualquier padecimiento mental es ocultado por temor a perder el empleo, los estudios o ser discriminado por el entorno socio-familiar. Se trata de un cambio cultural que lleva tiempo pero que es muy necesario: reconocer que los padecimientos mentales son problemas de salud como cualquier otro y que pueden ser tratados; la persona se puede recuperar y llevar una vida plena en su comunidad.

* Asesor en Salud Mental para Sudamérica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).

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