Jueves, 26 de julio de 2012 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Débora Giorgi *
Los números recientes de la economía, que muestran una desaceleración o alguna pequeña caída en determinadas variables, parecen regocijar a los monopolios mediáticos y a ciertos economistas alarmistas. Esos intereses corporativos verían con beneplácito, seguramente, que “cambios de velocidad” en el crecimiento, típicos de cualquier economía, y atendibles en un escenario de crisis internacional, fueran la puerta de entrada a una fase de recesión de nuestra economía. Ese escenario no sólo es falso sino improbable. Para refutar esos malos augurios hay que analizar los indicadores económicos bajo dos premisas: 1) ¿la economía argentina está en crisis?, y 2) ¿cuál es la perspectiva futura de nuestra economía, en función del contexto económico mundial?, y ¿qué medidas de política interna se están tomando para consolidar el crecimiento?
En relación con el menor ritmo de crecimiento, se debe tener en cuenta la base de comparación: estamos tomando al año 2011, que fue record en nivel de actividad económica e industrial en centurias. En efecto, entre 2003 y 2011 se registró el mayor ciclo de reindustrialización y crecimiento de nuestra historia. Incluso, en el acumulado a mayo la actividad económica supera los niveles record de 2011 (+3%). Lo mismo sucede con las exportaciones (+1,2%), el consumo –con tasas que superan el 10 por ciento— y las ventas de bienes de capital producidos localmente.
En el caso de la industria, los primeros seis meses de 2012 indican un nivel de producción de apenas 1por ciento por debajo del record de 2011, reducción que se explica principalmente por la caída de la producción automotriz, que acumula una merma de más del 15 por ciento. Esta desaceleración es, a su vez, resultado de una menor demanda de Brasil, y que tiene claros signos de reversión en el segundo semestre del 2012. Es decir, que este 2012 aún está marcando otro máximo histórico. Las pequeñas caídas interanuales, en el peor de los casos, están reflejando que estaríamos apenas por debajo del mejor año de nuestra historia. Por tanto, lejos estamos hoy de estar pasando una grave crisis económica.
¿Qué está haciendo la Argentina para evitar un impacto mayor de la crisis internacional? El Gobierno, al igual que en 2009, ha respondido rápidamente con un conjunto de medidas que alientan la demanda interna.
En relación con el consumo interno, está el importante impulso generado por el Plan Pro.Cre.Ar. Esta medida irá generando gradualmente una mayor demanda en el sector de la construcción y la diversidad de sectores industriales asociados a ellas. El Ministerio de Industria ha articulado con la cadena de proveedores de insumos de la construcción, la cobertura de cada una de las regiones del país de todos los productos necesarios para esa construcción.
El Ministerio de Industria también actúa apoyando los planes de inversión con una creciente oferta de financiamiento productivo, que se materializa en diferentes herramientas. En primer lugar, el nuevo aporte de fondos dirigidos al Programa de Financiamiento Productivo del Bicentenario, anunciado hace poco por la Presidenta, que está siendo rápidamente colocado a partir de los esfuerzos que realizamos en Industria para la identificación y presentación de proyectos, alcanzándose ya el 70 por ciento de lo otorgado.
En segundo lugar, considerando las nuevas exigencias a la banca privada para que destinen una proporción de sus depósitos a financiar proyectos productivos, Industria está constituyendo un banco de proyectos de inversión que acercaremos a los bancos privados. Nuestra experiencia indica que cuando hay productos financieros apropiados a las necesidades de las pymes, las demandas se duplican, como ha ocurrido en sólo cuatro meses con el llamado del Fonapyme, que recibió proyectos por 200 millones de pesos.
En tercer lugar, la recuperación de YPF es otra acción que impactará positivamente tanto en la sustentabilidad y competitividad de la industria –al reducir su costo energético– como en el nivel de actividad, al fortalecer el desarrollo de miles de pymes productoras de bienes y servicios de petróleo y gas. Para materializar esos efectos, el Ministerio de Industria está trabajando fuertemente en el desarrollo de proveedores destinado a incrementar la integración nacional.
Igualmente lo está haciendo en otras cadenas de valor: maquinaria agrícola autopropulsada, motos, equipamiento para minería y electrodomésticos. Generarán una sustitución de importaciones de más de dos mil millones de pesos y la creación de cientos de puestos de trabajo.
En cuarto lugar, hemos prorrogado el régimen del bono de bienes de capital, que favorece con el 14 por ciento a los bienes de capital nacionales, y llevado el Arancel Externo al 14 por ciento para la importación de bienes que se producen localmente y del 2 por ciento para los no producidos. Esto incrementará la demanda local, canalizando la inversión a los bienes de capital nacionales, pero con el estricto compromiso de tener precios competitivos a nivel internacional y mantener los puestos de trabajo de sus empresas.
Finalmente, se duplicó el subsidio para desarrollar infraestructura interna en los 300 Parques Industriales hoy en funcionamiento. Actualmente hay más de 7800 empresas con proyectos de inversión que generarán 240.000 puestos de trabajo.
Todas estas medidas del gobierno nacional, donde el Ministerio de Industria participa activamente, consolidan claramente un escenario favorable para la industria argentina. Este año ya se anunciaron inversiones empresarias por más de 15.500 millones de pesos.
* Ministra de Industria.
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