SOCIEDAD › TRES VISIONES SOBRE LA MEDIDA DE LA LEGISLATURA
Sobre la expropiación
Tres diputadas porteñas escriben sobre qué significa y a qué puede llevar la expropiación de fábricas quebradas para que las mantengan en actividad sus trabajadores. Reflexiones desde el punto de partida de algo nuevo.
Por Delia Bisutti*
Esta vez ganaron los trabajadores
El jueves la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó por primera vez dos proyectos de ley que les otorgan a los trabajadores la posibilidad de disponer de los inmuebles y máquinas de las fábricas que fueron quebradas y abandonadas por sus dueños y recuperadas por ellos, organizados en cooperativas de trabajo, a través de los mecanismos previstos en la ley de expropiación 238 de nuestra ciudad. Me refiero a los trabajadores de la Cooperativa Chilavert Artes Gráficas y de la Cooperativa de Trabajo Vieytes Ltda.
En un contexto de profunda crisis de empleo al que, naturalmente, no escapa nuestra ciudad, es una noticia alentadora. Según los datos oficiales, en mayo de 2002 la ciudad tenía una tasa record de 33.4 por ciento entre desocupados, desocupados ocultos y subocupados, concentrados en su mayoría en la zona sur, donde “vive” la población más vulnerable y, donde justamente se encuentran instaladas las dos fábricas recuperadas. Es clave destacar que fueron los obreros los que resistieron, se organizaron y gestionaron la continuidad de sus fuentes de trabajo. Este proceso se intensificó en los últimos tiempos tras la quiebra, muchas veces fraudulenta, de empresas y el abandono de las instalaciones por parte de los dueños dejando cuantiosas deudas salariales, lo que dio por resultado la expulsión de miles de obreros del mercado de trabajo, con la consecuente desprotección social de ellos y sus familias, condenándolos a todos a la angustia y a la desesperanza. En esta misma pelea también se encuentran hoy los trabajadores de Brukman y Grissinópoli, y muchos más.
Es importante también remarcar la predisposición de los legisladores de la Ciudad, no sólo la de quienes fuimos autores de los proyectos, sino la de todos aquellos que acompañaron estas iniciativas y las motorizaron desde un comienzo. Pese a las dificultades y diferencias, entre todos buscamos los caminos posibles y los consensos necesarios para lograr que ambas leyes fueran votadas por unanimidad en el recinto.
El Estado aquí, como sí pasa tantas otras veces, no fue el gran ausente. El aporte y la decisión del secretario y el subsecretario de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad formaron la tercera pata necesaria para el logro del objetivo. La Legislatura de la Ciudad votó a favor del empleo y la dignidad, y legisló con la premura que demandaban las circunstancias. Los obreros de la Imprenta Chilavert, especialistas en la reproducción de libros de arte de nivel internacional, y los obreros de la Cooperativa Vieytes, destacados fabricantes de productos básicos para heladerías y confiterías, se fueron con el sabor del triunfo y la emoción a flor de piel porque comenzaron a recuperar la ilusión de soñar con un futuro para sus hijos. A la Legislatura le permitió enaltecerse. A mí me hizo sentir útil y creer que pese a todo se puede.
* Diputada de la Ciudad, ARI, presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico, Mercosur y Políticas de Empleo.