En el vuelo 858 de la empresa Andes, escenas de pánico, las hubo. Lo que no está claro es el motivo: 1) si el negrísimo frente de tormenta que desató terribles huecos y vaivenes en los estómagos de los 78 pasajeros; 2) si el hecho de registrar que el sistema de navegación se había caído y que volaban al garete, o 3) si fue que los pasajeros más viajados descubrieron, por las ventanillas de la nave, que en lugar de Tucumán estaban aterrizando de emergencia en el Mato Grosso. Lo cierto es que la nave, una MD-82 (Andes tiene tres aviones), llegó a salvo no a su destino, y los pasajeros y tripulación alojados en un hotel desde donde fueron repatriados vía Foz de Iguazú. Ayer, dos días después de haber iniciado su pretendido viaje de 1 hora y 45 de Buenos Aires a Tucumán, pero con el alegrón de haber gozado de un toquecito intermedio a Brasil (sin gastos extra), los 90 Odiseos llegaron a su Itaca tucumana en un charter sin novedad.

El despegue inicial estaba previsto para las 19 del domingo pasado. Los 78 pasajeros y 12 tripulantes del vuelo 858 de la empresa Andes tenían previsto arribar a San Miguel de Tucumán a las 20.45, una hora y tres cuartos después de la partida. Por motivos desconocidos, el vuelo fue postergado 12 horas. O sea, debieron aguardar hasta las 7 de la mañana para partir hacia Tucumán. Les habían dicho que el avión que los debía transportar tuvo un problema de papeles en Venezuela.

Finalmente, el 858 partió. Pero en lugar de llegar a las 8.45 de la mañana a su Tucumán querido, cuando pasaban por la zona de Ceres, en la provincia de Santa Fe, la nave encaró un frente de tormenta que movió al avión como si fuera un barrilete sin hilo. Jorge Manager, directivo de Andes, precisó que “todos los pasajeros están en perfectas condiciones” y acotó que “se mantuvieron en contacto con sus familiares”. Según el relato de la empresa, el frente de tormenta sorprendió al piloto (si es cierto que puede sorprender) y habría dañado el sistema eléctrico de la aeronave, por lo que se corrigió el destino hacia una ruta alternativa y terminó aterrizando en Brasil. Manager aclaró que “hay que dejar en claro que el desvío de ruta es algo que está previsto para estos tipos de inconvenientes, por eso en la empresa siempre reinó la calma y creo que en el pasaje también”. Es posible que fuera acertado en lo que refiere a la empresa, pero el manager de Andes erró en relación al pasaje. Gustavo Rico, uno de los pasajeros varados, dijo al diario La Gaceta de Tucumán que “la gente estaba aterrorizada y mientras parte del pasaje lloraba, otros rezaban. Estábamos desayunando y el comandante nos comunicó que el avión se encontraba en emergencia y que debía buscar un aeropuerto para aterrizar”.

Por suerte, dirán todos después del aterrizaje, lo encontró. Pero no donde creían todos y, ni siquiera, donde pensaba el propio piloto, sino en Ponta Porá (estado de Mato Grosso do Sul, frontera con Paraguay). Allí recibieron una visa excepcional de 10 días por si acaso. Después del aterrizaje, los pasajeros del avión fueron trasladados a una comisaría y luego a la posada, “aunque el problema no terminó ahí. La empresa nos ofreció retornar a Argentina en colectivo por una ruta paraguaya”, dijo Darío, uno de los pasajeros. Significaba viajar 10 horas en micro. “Estábamos a 700 kilómetros de la frontera y viajamos con bebés. Yo estoy con mi nena de tres años. Así que nos negamos”, contó Darío. Entonces, finalmente, Andes montó un charter y allá fueron cantando la luna lunera en tono de samba.