Miércoles, 5 de agosto de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › CRIMEN EN MAR DEL PLATA
En plena madrugada, una denuncia anónima alertó a la policía acerca de la repentina desaparición de Gloria Valenzuela Urbina, la dueña de un hotel marplatense. La primera búsqueda fue infructuosa, y la policía, por consejo del marido de la mujer, decidió probar suerte en un hospital donde, supuestamente, ella cuidaba a una amiga. Allí tampoco estaba. Los investigadores regresaron al hotel, notaron que habían dejado espacios sin revisar y pidieron la llave de la terraza. Allí, apuñalada y envuelta en una frazada ensangrentada, apareció Valenzuela Urbina. Ante las evidencias, el hijo de la víctima, de 22 años, y su novia, de 19, confesaron el asesinato. Los motivos, la ocasión, y cómo fue posible que nadie escuchara nada todavía se desconocen.
La pesquisa había comenzado cuando un amigo del victimario denunció, inicialmente de manera anónima, que Gloria Valenzuela Urbina, la chilena de 44 años propietaria del hotel Melchor, de Punta Mogotes, podría haber sido asesinada. Luego trascendió que el denunciante habría escuchado de boca del propio asesino el relato de lo sucedido. Llevada la denuncia ante el fiscal Pablo Cubas, la policía allanó el hotel donde vivían Valenzuela, su marido Oscar Melchor, de 69 años, su hijo Oscar Javier Melchor, de 22, y la novia de él, Jazmín Corti, de 19. Los policías revisaron todas las habitaciones y recorrieron el hotel acompañados de Melchor padre y Corti, pero sin éxito. Terminada esa búsqueda inicial, Melchor padre sugirió que tal vez su esposa estuviera en el Hospital Privado de Comunidad, cuidando a una amiga internada. Allí nadie la había visto.
Ya en la mañana, durante una nueva inspección del hotel, los policías pidieron a la familia las llaves de la terraza. Javier y su novia bajaron a buscarlas, pero fueron encontrados intentando darse a la fuga. Llevaban, oculta, una cuchilla con manchas de sangre. Detenidos, fueron obligados a retornar a la terraza, donde los investigadores hallaron, envuelto en una frazada, el cuerpo de la mujer, que había sido apuñalada al menos seis veces en brazos, antebrazos y cuello. Allí, ante el cadáver y los policías, Melchor hijo declaró a su padre que él había matado a su madre. El allanamiento se profundizó luego en el resto del edificio, donde se incautaron prendas ensangrentadas, algunas de ellas del autoinculpado y otras de su novia. Ambos quedaron detenidos a disposición del fiscal Cubas, quien lleva adelante la causa bajo la carátula “Homicidio agravado por el vínculo”. Todavía no se ha determinado el móvil del asesinato, ni tampoco si fue premeditado o sobrevino tras una discusión que madre e hijo habían sostenido en la tarde del lunes. Tampoco fue confirmado si Melchor padre fue narcotizado por su hijo para que no escuchara qué ocurría.
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