Lunes, 16 de noviembre de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › EN CHAPADMALAL, 4500 PIBES SE REUNIERON PARA DEBATIR LOS TEMAS QUE LES PREOCUPAN
Durante quince días, la Comisión Provincial por la Memoria organizó un encuentro en el que participaron chicos de toda la provincia. Ellos mismos presentaron producciones fílmicas y obras de teatro. Los temas fueron la dictadura, la xenofobia y la contaminación.
Desde Chapadmalal
El aroma a sopa de verduras inundó durante días las instalaciones del hotel 7 del complejo Chapadmalal. Fueron dos semanas corridas de turismo social y debate adolescente sobre democracia y autoritarismo: baja de la edad de imputabilidad penal, conflictos y protestas sociales, los medios de comunicación y la construcción de información, género y violencia y los crímenes de lesa humanidad. Del 2 al 16 de noviembre, más de 4500 estudiantes de escuelas secundarias bonaerenses junto con sus docentes y voluntarios de la Universidad Nacional de La Plata participaron del octavo encuentro del programa educativo “Jóvenes y Memoria: recordamos para el futuro” organizado por la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires. “Desde principio de año los chicos vienen investigando, haciendo entrevistas, demarcando hipótesis a partir de la idea de la memoria y nos congregamos en el complejo para que pudieran intercambiar las distintas producciones (documentales, programas de radio, murales, diarios digitales, obras de teatro) y realizar talleres para debatir las distintas problemáticas que los inquietan”, dijo a Página/12 Sandra Raggio, coordinadora del Area de Investigación y Enseñanza de la Comisión por la Memoria.
Luis y Gino tienen 16 años, nunca antes habían vacacionado y mucho menos visto el mar. Pasado el mediodía, cuando la decena de alumnos del ESB 43 de La Plata llegó a Chapadmalal, los dos adolescentes primero eligieron sus camas (las cuchetas de arriba) de la habitación 7147 pasillo sur y luego sin más mediación se calzaron la malla y las ojotas. Pero el Taller de Bienvenida del encuentro fue primero y, por algunas horas, se retrasó el esperado chapuzón. Los dos estudiantes compartieron grupo y mientras superponían lanas de color azul marino con la intención (según lo que señaló uno de los coordinadores universitarios) de “formar una red con las distintas experiencias de los trabajos realizados durante el año”, los muchachitos del sur del conurbano contaron su historia.
Viven en el barrio platense Ringuelet, en casillas de madera apostadas sobre el margen derecho del arroyo bonaerense El Gato y conviven cotidianamente con mercurio, plomo, ratas y parásitos provenientes de la basura vecinal y los desechos químicos empresariales. Con una única filmadora y un micrófono (“prestados por la Comisión”) y dos cámaras de fotos digitales “de los profes”, reconstruyeron el padecimiento de habitantes de las proximidades del afluente más importante del Río de la Plata y lo presentaron en el encuentro “Jóvenes y Memoria” en formato documental. “Mi mamá se enfermó de cáncer y, hace un par de meses, el médico me dijo que tengo principio de asma por los olores del arroyo”, dijo Luis. Después, su profesora de Construcción de la Ciudadanía, Mariana Coloma, agregó otro dato de la catástrofe medioambiental que afecta la zona: “El año pasado una nena de la primaria se murió de parasitosis”.
El gato con botas sucias es un relato audiovisual que denuncia la falta de saneamiento del arroyo, pero también la pobreza estructural que afecta a los pibes del ESB 43. Las viviendas del asentamiento “no tienen agua potable, luz eléctrica o sistema cloacal”, dijo la profesora Coloma. Una única manguera toma agua de una canilla pública, recorre de punta a punta El Gato y luego los vecinos recogen con baldes lo que necesitan para cocinar, beber o higienizarse. Pese a que la secundaria de Ringuelet cuenta con un comedor para los pibes del barrio, “los chicos faltan mucho a la escuela, así que fue difícil poder hacer el video. Se nos complicó recortar el tema porque cada vez que construíamos una hipótesis y dividíamos las entrevistas que teníamos que hacer, muchos compañeros no podían ir por problemas en la casa o porque tenían que trabajar”, admitió con aires de cientista social Gino. Poco antes de terminar el Taller de Bienvenida, Luis dijo en un tono casi inaudible, como un secreto: “Ya pensamos el tema para el encuentro que viene, va a ser ‘muerte en las cárceles’”.
Durante su estadía en Chapadmalal, Aixa, Javier y Adela compartieron la habitación 7121 pasillo norte. También realizaron juntos el taller temático “El pasado en el banquillo. Los caminos de la justicia por los crímenes de lesa humanidad”. Las charlas con mate y bizcochos bajo la fresca galería o las corridas para apiñarse en el comedor con otros 800 chicos por un plato de pastel de papas, fueron un destello de libertad después de tanto “no te metás, es algo que ya pasó”. El relato de Adela parece una burla anacrónica, sin embargo, “el colegio y la comunidad (literalmente) nos sacaron cualquier tipo de apoyo por tratar de contar la verdad sobre un cura que participó en la (última) dictadura”.
El hombre se llamaba Carmelo Gentile Guadagnoli. Fue capellán de la policía santafesina y la denuncia de Patricia Isasa (una sobreviviente de los campos de exterminio argentinos) lo menciona como uno de los asistentes activos de las sesiones de interrogatorio a detenidos-desaparecidos. Un par de años después, “como castigo, lo mandan a nuestro pueblo: Mones Cazón”, contó Aixa a Página/12.
Comunidad del sur bonaerense, de casi 2000 habitantes: la mayoría de clase media rural y conservadora. Con un único colegio polimodal público: la Escuela Media 2, Manuel Belgrano. “Desde la versión 2008 del encuentro ‘Jóvenes y Memoria’ que queríamos documentar la historia del cura, pero en Mones Cazón parece que el maestro, el policía y el párroco son figuras intocables”, dijo Javier. Aunque los directivos del Belgrano se negaron a participar del proyecto y, también, el resto de los 21 alumnos de 5º 3ª, los tres estudiantes lograron solos llevar a Chapa ’09 su investigación.
Con banda sonora litúrgica y a partir de entrevistas grabadas con una cámara de fotos digital, Perdona Nuestros Pecados deconstruye la visión que los pobladores de Mones Cazón tienen sobre los hechos de la dictadura 76-83 y sobre la presencia en democracia de Guadagnoli en la parroquia local San José.
Roberto y Jésica llegaron en un micro repleto de chicos provenientes de la Escuela Secundaria 2 de la localidad bonaerense de Tolosa. Son novios, pero se hospedaron en habitaciones diferentes: la 7132 para ella y la 7135 para él. Ambas ubicadas en el pasillo norte del hotel 7. Antes de la fiesta de despedida organizada por los integrantes de la Comisión por la Memoria, fue presentada la obra de teatro Nosotros, los excluidos, donde la parejita representa una situación semejante a la vivida por ellos en la cotidianidad de su barrio: la represión policial hacia los chicos pobres y la violencia doméstica sobre las mujeres.
Con una tela blanca como mediadora entre lo público y lo privado, los personajes de Jésica y Roberto son golpeados, amenazados y perseguidos de un lado, por sus parejas y, del otro, por enchalecados “policías”.
Antes de que los contingentes partieran de Chapadmalal y a modo de cierre del Encuentro, Raggio reflexionó sobre la potencialidad de la memoria: “Pensando el pasado y el presente nos vamos de acá con un mejor futuro”.
Informe: Mariana Seghezzo.
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