Miércoles, 20 de enero de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › SIETE MUJERES LO RECONOCIERON COMO EL QUE LAS ATACó
A bordo de su bicicleta playera salía en las madrugadas para interceptar a sus víctimas, las amenazaba con una pistola cromada y las llevaba siempre al mismo descampado, en Florencio Varela. Allí, las hacía ponerse una diminuta pollera roja, que siempre llevaba consigo, y las violaba. Ayer, siete mujeres que denunciaron ser sus víctimas lo reconocieron y la policía allanó su casa, donde encontró la pollera roja y los preservativos y cigarrillos de la marca que las mujeres dijeron que el violador usaba.
Guillermo Casero había recuperado su libertad en julio de 2009, luego de cumplir una condena de 14 años por robo y violación, su segunda vez tras las rejas. En la misma época, comenzaron a acumularse denuncias en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº1 descentralizada de Florencio Varela, a cargo del fiscal Darío Provisionato. De acuerdo con la modalidad, los lugares de captura de las víctimas y la descripción del agresor, el fiscal determinó que el violador atacó unas diez veces.
Durante una rueda de reconocimiento realizada el lunes, siete mujeres aseguraron que Casero era la persona que había abusado de ellas. Antes, las mujeres habían descripto una cicatriz en los genitales del violador.
El hombre, de 37 años, bautizado por los investigadores como “el violador serial de la pollera roja” de Florencio Varela, se negó a prestar declaración indagatoria, pero durante la rueda de reconocimiento, al ver a sus víctimas, refutó: “No entiendo por qué estoy detenido. Son todas mis novias”. Por la reacción de Casero, el fiscal ordenará una serie de pericias psicológicas y psiquiátricas para determinar su estado de salud mental y ver si es o no imputable. “Hay que estudiar su personalidad. Evidentemente algún trastorno tiene, pero lo que es cierto es que planificaba al detalle cada una de sus violaciones”, resaltaron desde la fiscalía.
Muchos de los elementos de las planificadas violaciones de Casero pudieron hallarse en el allanamiento que realizó la policía. “No hicimos más que reconfirmar nuestra certeza de que el detenido es el violador que buscábamos”, resaltó el jefe departamental de Quilmes, comisario mayor Pablo Otero.
Como primer elemento, el allanamiento permitió secuestrar la prenda que le daba nombre al violador: “La pollera era su fetiche. Necesitaba que las chicas se colocaran la pollera roja para excitarse y así poder violarlas”, relató una fuente de la investigación.
Otra de las pruebas conseguidas fue la bicicleta que Casero utilizaba para secuestrar a las mujeres. Si bien algunas de las víctimas dijeron que su atacante usaba una bicicleta gris como la secuestrada el día de su detención, otras mujeres habían declarado que la bicicleta era verde como la que se encontró durante el allanamiento.
También se encontraron cajas de preservativos de la marca Tulipán. Una caja abierta de esa marca se había encontrado en el descampado donde el violador llevaba a sus víctimas. Por último, las mujeres atacadas declararon que el hombre finaliza su acto fumando cigarrillos Melbourne. La policía encontró varios atados de esa marca.
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