Jueves, 1 de abril de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › JUICIO A UN POLICíA ACUSADO DE MATAR A UN JOVEN
Ayer terminó la declaración de testigos ante el Tribunal Criminal Nº 2 de San Martín, que tiene en el banquillo al policía bonaerense Alberto Carrizo, acusado de fusilar a Gustavo Mareco, de 16 años, en la noche del 16 de abril de 2008, luego de arreglar un encuentro para que el chico le regresara un celular. Los dos testigos claves fueron los amigos del adolescente que vieron cómo aquella noche el policía, luego de insistirle en encontrarse sobre un puente a pocos metros del barrio del joven en Los Polvorines, lo tomó del brazo y le disparó a corta distancia. La versión de Carrizo sobre que el disparo tuvo su razón por la amenaza de cuatro hombres armados no fue confirmada por ningún testigo. El lunes comenzarán los alegatos. La querella representada por la Correpi adelantó que pedirá cadena perpetua por “homicidio agravado”.
“Amigo, ¿quién sos?”, se escuchó desde un teléfono Nextel, mientras Gustavo jugaba con dos amigos, una chica de 16 y su hermano de 15, con el aparato que él había encontrado. La voz era del oficial de la bonaerense Alberto Carrizo que después de intercambiar algunas palabras con Gustavo le ofreció 500 pesos para recuperar el celular, según declararon los jóvenes en el juicio. El aparato pertenecía al cuñado de Carrizo, que le había comentado sobre el robo que sufrió pasada la medianoche.
Después de arreglar el encuentro sobre el puente de las vías del ferrocarril, a 300 metros de la estación Adolfo Sordeaux, y a pocos metros de la casilla de los amigos de Gustavo, el joven comenzó a subir el terraplén para llegar al lugar y conseguir la recompensa. “Vení, amigo, no pasa nada”, fueron las palabras de Carrizo, según los testimonios de la amiga y una vecina que permanecía despierta escuchando la situación. Después, Gustavo estiró la mano con la que sujetaba el celular, el policía lo sujetó y, según la acusación, le disparó en la cabeza. Los dos chicos gritaron, los perros ladraron, los vecinos –entre ellos la prima de Gustavo– salieron a ver qué pasaba. Según la vecina, Carrizo realizó dos disparos más y huyó. Una de las vainas la encontró la policía y las pericias confirmaron que eran de la 9 milímetros de Carrizo.
Varias horas después, el policía realizó la denuncia en la comisaría de Beccar, donde él trabajaba. Su versión indicaba que cuatro hombres lo amenazaron con armas de fuego sobre el puente y realizó un disparo para defenderse. Sin embargo, ninguno de los cinco testigos presentados por la defensa pudo dar cuenta de ese hecho. Sólo un testigo menor de edad declaró que el amigo de Gustavo le confesó que el adolescente amenazó a Carrizo con un arma. “Gustavo en una mano tenía el celular y la otra le quedó atrofiada luego de un accidente”, aclaró María del Carmen Verdú, abogada de la familia.
El lunes comenzarán los alegatos y los lineamientos de la fiscalía y la querella y coincidirán en el pedido de homicidio. Si el tribunal condena a Carrizo, la querella también pedirá que la condena se haga efectiva, quitándole el privilegio de la detención domiciliaria de la que el policía goza hace un año.
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