En pleno Centro Cívico de Bariloche, por la avenida Mitre, una camioneta policial blanca como las laderas del Catedral avanzaba anoche a paso de hombre y haciendo sonar su bocina. El festejo –cuando el supuesto indicaría que la ciudad debía estar de luto después de tres muertes provocadas por esa misma policía– podría comprenderse a la luz de quienes ocupaban el centro: unas quinientas personas que vitoreaban y saludaban el paso de la representación policial. La marcha, la segunda de ese tenor desde el domingo, clamaba en defensa de la reciente actuación policial, pese a que un policía está detenido por balear un chico y la Justicia investiga la represión policial que provocó dos muertes más. La marcha, convocada por los comerciantes de Bariloche, surgió dicen que espontáneamente como respuesta a los reclamos del Alto, la cara no suiza del pueblo rionegrino. Hoy, a las 10 de la mañana, para cortar el manto blanco, se realizará una marcha en reclamo de justicia, convocada por Sandro Bonnefoi, el padre del chico asesinado.

Las diferencias son demasiado grandes. La orgullosa Suiza argentina está sostenida por la imagen europea de sus montañas nevadas y sus pistas de esquí, como en los Alpes. Vive del turismo y el comercio que lo rodea. Quienes convocaron a las dos marchas propoliciales fueron buena parte de los comerciantes que, en pleno fin de semana largo y comienzo de temporada, vieron invadido el Centro Cívico por una multitud espanta-turistas.

En la marcha de comerciantes del domingo se escuchaba decir de viva voz que “por fin matan a uno de ellos”. Ayer, en consonancia, el concejal radical Claudio Otano intentaba explicar el motivo con total transparencia: “Esta marcha es para que la minoría del otro día (se refería a la marcha organizada por la APDH y otros organismos de DD.HH.) no aparezca como la mayoría de Bariloche”. Más claro, echarle nieve.

“Hace años que venimos avisando que Bariloche está dividida –dijo a Página/12 Mara Bou, dirigente de la APDH–. La situación es gravísima. Hay una gran división entre ricos y pobres, pero también hay divisiones en el Alto y en el Centro Cívico. Entre los pobres hay quienes tienen el discurso de defensa de la policía, y en el centro, no todos son propolicía.” Bou explicó que la marcha convocada para hoy a las 10 de la mañana por Sandro Bonnefoi “no es contra la policía, lo que se quiere es justicia”.

Por otro lado, la CTA apuntó un paro para el jueves próximo en apoyo de las marchas que reclaman justicia. La división entre quienes reclaman justicia y quienes apoyan a la policía es otro de los síntomas de la Bariloche partida y no es casual: el juez que lleva la investigación sobre los policías es Martín Lozada, atragantado en los sectores rancios después de habilitar el aborto de una adolescente violada y por adherir a los conceptos de justicia social.

“Repiten el discurso de Susana Giménez –sostuvo Mara Bou–. En el último episodio de un asalto en el que mataron a un adolescente de clase media, vinieron a reclamarnos que tendríamos que haber salido inmediatamente como lo hacemos con las víctimas policiales. Y les explicamos que los derechos humanos están dirigidos para defender las violaciones del Estado, que es el que monopoliza la violencia, pero no lo quieren entender. Es hipócrita, porque cuando viene la temporada turística empiezan a contratar a los del Alto por dos pesos, por unos días y en forma ilegal, en negro.”

En la marcha de ayer, paradojas de Bariloche, la policía marchó en defensa de su actuación investigada por la Justicia. “¡Policía!, ¡policía!”, se escuchaba gritar. Las felicitaciones, la presión de una parte de la clase media hicieron que el Centro Cívico de Bariloche, durante dos noches, fuera intransitable por un piquete que no podrá ser denominado piquete por el sencillo motivo de que todos los potenciales opositores a los piquetes estaban concentrados en el centro piqueteando.

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